Recientemente, se conocieron algunos proyectos, como Visión Cero, que el Gobierno de la ciudad impulsa para evitar las muertes en las rutas y las calles de Quito. Son necesarias esas políticas públicas porque nada indica que el tránsito mejore con el pasar de los años. El 2024 terminó en la capital con un aumento del 4% en cuanto a víctimas fatales y 3% en los siniestros, comparados con los del 2023. Rebajar esas cifras exige que los ciudadanos de Quito deben mejorar su comportamiento en el tránsito.
En el Concejo Metropolitano se está discutiendo la aplicación de un plan denominado Visión Cero. Si bien debe pasar por el segundo debate, este plan requiere una serie de decisiones y compromisos conjuntos de las autoridades con la ciudadanía.
En principio, la Visión Cero reconoce que son inevitables los siniestros, pero sí se pueden prevenir las consecuencias fatales. Para eso, es necesario adecuar una infraestructura vial que permita proteger a los conductores y, sobre todo, a los peatones, los más vulnerables en las calles de Quito.
Muchos manejan sobre el límite de velocidad en la avenida Simón Bolívar y realizan maniobras temerarias. Lo más insólito es que se ven a diario a conductores, en vehículos de variada gama y tamaños, que manejan mientras usan el teléfono celular.
Para ello, es necesario un cambio cultural importante de parte de los conductores. Visión Cero se originó en Suecia y la mortalidad en las vías se redujo ostensiblemente. Se puede decir que los suecos tienen otros comportamientos y una conciencia de que el ejercicio ciudadano también implica entender la existencia de los otros. Y esto es algo que, al menos cuando de la conducción se trata, en Quito no se tiene. Sin embargo, se ha aplicado en Nueva York y también en Bogotá. Los resultados han sido exitosos.
¿Estamos dispuestos a cambiar la conducta al volante? El escenario actual es poco promisorio. A pesar de que se sabe que la avenida Simón Bolívar, por ejemplo, es una de las más peligrosas. No hay semana en que no se registren siniestros —varios de ellos con consecuencias fatales—. Muchos manejan por sobre el límite de velocidad, con maniobras temerarias. Lo más insólito es que se ven a diario a conductores, en vehículos de variada gama y tamaños, que manejan mientras usan el teléfono celular en esa peligrosa vía y en las demás calles y avenidas de la ciudad.
Semejantes actitudes anulan cualquier política de tránsito y vialidad en Quito. En una charla con la prensa, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, al referirse a las posibles alianzas público-privadas para administrar algunas vías, informó que no ha llegado ninguna propuesta para adjudicarse la Simón Bolívar. Y la razón es obvia: se debe contar con una compañía de seguros. Y ninguna quiere hacerse cargo de una vía en donde la siniestralidad es demasiado elevada.
Entonces, el cambio radical le compete a los ciudadanos. Se pueden hacer todas las obras que sugiere Visión Cero, pero si los conductores actúan como si estuvieran solos en la vía, de poco servirán.