Quito, capital del Ecuador y Distrito Metropolitano, tiene un cúmulo de temas pendientes.¡ Manos a la obra!
Es apenas natural que la semana de actos de posesión, las primeras sesiones edilicias y hasta la nominación de autoridades y conformación de comisiones sean un primer paso.
Pero, más allá de actos religiosos o ceremoniales o actos protocolarios donde extrañó la presencia de la mascota personal del nuevo Alcalde, la ciudad exige trabajo inmediato.
No es ajeno al debate público que Mauricio Rodas concluyó sus funciones con grandes obras y varios errores. Aspectos que serán pulsados con el paso del tiempo, algunos calibrados y justipreciados y otros glosados, como sucede con todo funcionario de elección popular.
Un primer tema que salta a la vista y parece positivo es que el Alcalde se haya rodeado de técnicos, conocedores de algunos aspectos que, lógicamente, un político no puede dominar a profundidad. Ahora lo que viene es que la diagnosis seria y objetiva cuente con el respaldo de la máxima autoridad edilicia.
Luce importante que el Alcalde cuente con una mayoría. Quito está cansado de los bloqueos incesantes y hasta boicots que sufrieron anteriores administraciones, entre ellas la del propio Rodas.
Por eso es que, aunque Yunda no se atribuya la gestión y hasta se haya abstenido de pronunciarse por la conformación de las autoridades del Cabildo, este es aspecto importante.
Quito debe retomar la tradición de servicio de los concejales. Ser legisladores y fiscalizadores y no tener en sus manos actividades administrativas o repartos burocráticos.
Los retos para Yunda, los administradores y los concejales son inmensos: poner a marchar el plan vial y el reordenamiento del tránsito, en función de la nueva realidad del Metro. Indispensable identificar prioridades de obras y acciones en la lucha por tener una ciudad limpia, segura y con oportunidades de empleo.
El respeto a las libertades y a la diversidad cultural es un marco democrático indispensable, sin visiones verticales y excluyentes.