El Banco Central Europeo (BCE) anunció, por intermedio de su presidente, Mario Draghi, que comprará bonos a los países con dificultades. Pero el requisito es que los interesados presenten su petición de ayuda. En su primera comparecencia ante los principales diarios privados de España en TVE, la televisión pública, Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, no adelantó la fecha de la petición al BCE de un eventual rescate y dijo: “Yo no he hecho ninguna presión para que el BCE comprara bonos, aunque estoy de acuerdo con que se haga”.
Pese a las primeras reacciones positivas que mostraron los mercados, con una sensación de alivio ante el riesgo de desestabilización de la moneda común golpeada por la crisis de varios países, en Alemania se ponen reparos. La canciller Ángela Merkel gestiona una aceptación de la medida, lo cual abrirá la puerta a salvar la estabilidad de la moneda comunitaria.
Empero, la agencia de calificación de riesgos Moody’s cree que el Banco Central busca ganar tiempo y pone en perspectiva que esas medidas no lograrán superar la crisis, pero añade que contiene elementos positivos.
El estatuto del Banco Central Europeo prohíbe expresamente ser prestamista de última instancia, para preservar su independencia. Pero hay que tomar en cuenta las declaraciones de Draghi, quien ha dicho que las razones para intervenir son indiscutibles, ya que la Zona ‘estaba deslizándose rápidamente hacia su desaparición’. La crisis griega, la situación desesperante de España, las amenazas en Italia, Portugal e Irlanda constituyen suficientes argumentos.
La estabilidad de la economía mundial depende de que Europa se equilibre. Por cierto, es una puerta que se puede abrir para el Ecuador y sus exportaciones.