Las bicicletas, que copan varias ciudades europeas y asiáticas, se emplean cada vez más con fines de transporte en Quito.
Más allá de los fines recreativos y deportivos, el uso de bicicletas para la movilización ayuda a mejorar la calidad de vida y evita la contaminación. De suyo es algo sano que se debiera fomentar.
Es menester buscar las mejores condiciones de seguridad para los ciclistas. Un reportaje que acompaña esta edición de EL COMERCIO contiene información sobre el poco uso del casco como medida de protección, así como la poca observancia de otras normas.
La nota establece que no hay normativa vigente sobre la materia y su empleo es discrecional. Es más, varios ciclistas consultados aludieron razones estéticas y de comodidad para no hacerlo.
Pero la vida en una ciudad es un ejercicio de generosidad y armonía. Tan importante como el casco debe ser la observancia de todas las normas para transitar en bicicletas manejando a la defensiva, y con extrema precaución.
Muchas veces los camiones y buses no respetan a los autos pequeños, los autos no son contemplativos con los motociclistas y ciclistas y los ciclistas no siempre respetan al peatón. Una cadena en la que siempre es bueno observar las normas de convivencia.
La circulación en bicicleta en una ciudad como Quito puede dificultarse por la lluvia, la longitud de la ciudad y las cuestas, pero todos debemos fomentar ese modo libre de transportarse como un ejercicio saludable y seguro.