Dos factores fueron decidores en los incrementos de las nóminas de algunos municipios grandes: el cambio de autoridades y las nuevas tareas.
Es verdad que una comparación numérica de las nóminas de empleados al servicio de los cabildos debe considerar el aspecto demográfico; tampoco cabe soslayar las competencias que tiene cada ente edilicio.
Desde el momento en que se alentaron los cambios para que los gobiernos seccionales asuman competencias, estas entidades van experimentando, en lo relativo al personal, variaciones significativas. Hoy se llaman Gobiernos Autónomos Descentralizados ( GAD), aunque muchos no lo sean en la práctica.
Quito es, de largo, la ciudad con más empleados municipales a su cargo. Además esa nómina creció este año. En abril, el Cabildo capitalino tenía 9 135 empleados y hoy tiene 9 201.
Guayaquil, por ejemplo, tenía en abril 4 209 personas y hoy en día sube a 4 399. En ambos casos los datos están cerrados al mes diciembre.
Otros municipios grandes cuyas nóminas crecieron son: Durán, Riobamba, Manta, Machala, Latacunga, Santo Domingo y Esmeraldas.
Diario EL COMERCIO buscó explicaciones y las encontró en la mayoría de los casos. Siempre hay algún tema que se quiere impulsar con más fuerza, siempre hay un programa nuevo que demandará personal.
Lo más importante de los datos entregados es algo que resalta de modo significativo. La capital tiene un modelo que se ahoga en burocracia, tramitología y papeleos. Sostiene una costosa nómina. Habría que hacer la comparación necesaria entre gastos corrientes y gastos de inversión.
Pero lo de fondo es el modelo que cree en la verdadera descentralización, la creación de funciones eficientes con alta exigencia técnica para ponerla al servicio de la ciudadanía, gastando solo lo necesario. Esa, quizá, es la diferencia básica entre los cabildos de las dos ciudades más pobladas del país: Quito y Guayaquil. Ambas con problemas pero ambas con horizontes, expectativas y realizaciones muy diferentes.
Los resultados están a la vista.