Dos años más del dominio del movimiento oficialista en la Asamblea Nacional están por concluir. El 14 de mayo debe elegirse a sus principales autoridades y hay debate sobre eventuales cambios.
Por cierto, esos cambios serían matices, ya que las matemáticas potenciadas por el método D’ Hont para la asignación de escaños han marcado que de las 137 curules de la Asamblea 100 sean del movimiento Alianza País (AP).
El debate interno de AP se circunscribe a tres opciones: la ratificación de la presidenta Gabriela Rivadeneira y sus dos vicepresidentas, una renovación parcial o un cambio hacia otras corrientes internas.
La Presidenta del Parlamento ha sido pragmática y funcional a las exigencias del presidente Rafael Correa en las leyes más polémicas y en los aspectos más dificultosos, y eso puede ser aval para que otra vez ocupe por dos años ese alto cargo.
Se vienen años difíciles cuando el mapa político ya no es el mismo, marcado por la circunstancia de la economía, el debate por la reelección y el desgastante escenario de negación de cualquier consulta popular, que fue uno de los caminos que exhibió el Gobierno para legitimar los procesos políticos.
Pero más allá de los nombres de las autoridades, sería de desear la inclusión de las minorías políticas no solo en la tríada de mando del Poder Legislativo, sino en la composición de las comisiones, copadas hoy por AP. Ello dotaría al escenario de una situación más acorde con la realidad y la diversidad política que se va mostrando cada vez más en el país.