Prioridad. Es claro el énfasis que el Gobierno ha dado al sector social desde su primer día, desde el propio discurso inaugural del 24 de mayo de 2017.
Para atender la deuda social es importante empezar a poner la casa en orden en materia económica y financiera. Pero, sin lugar a dudas, los recursos económicos para afrontar esta agenda sin clientelismo y con verdadero sentido de gestión social profunda son urgentes.
Junto al anuncio de capear una situación insostenible que se heredó del anterior gobierno, y ante la rémora en medidas oportunas, el esfuerzo anunciado al sincerar los subsidios bajando su carga en el Presupuesto del Estado y la liberación del diésel industrial, sin afectar ni un ápice al transporte público, tienen un aspecto fundamental y un mensaje claro.
La creación oficial del fondo con miras a cumplir las metas sociales es un asunto loable. Y son muchos los temas. Marcha adelante la estrategia del Médico del Barrio y se van cumpliendo objetivos.
El Gobierno alentó la política pública para afrontar la violencia contra las mujeres y la denuncia de abusos a menores en centros escolares y en el núcleo barrial o familiar.
La formulación de un nuevo Manual sobre discapacidades es otro tema prioritario. La calificación tiene ahora parámetros más adecuados y toda la sociedad y el Estado deben procurar la mejor calidad de vida y servicios para estos sectores vulnerables. Es muy positivo.
Otro tema que demanda recursos es el plan Toda una Vida, punto central del acento social que el Presidente quiere remarcar. Hay que hacerlo, y hacerlo bien y pronto.
El Plan Casa para Todos camina poco a poco. Para diciembre deben entregarse 4 800 viviendas en 20 proyectos, de un total de 45 propuestos. Hay que reconocer que las metas ofrecidas en la campaña están lejos de alcanzarse pero justamente para ello la optimización de los recursos públicos, el gasto ordenado de acuerdo a prioridades y el destino final de cada centavo debe ser política de Estado, algo posible gastando sin derroche, transparencia y calidad.