La primera visita de un Vicepresidente de Estados Unidos en 60 años fue, en sí misma, una buena noticia en pro del relanzamiento de la relación binacional.
La cooperación en seguridad, la reanudación del intercambio de información y el apoyo en tecnología son loables. El tema de la droga inquieta a Estados Unidos y sus tentáculos internacionales han lastimado al Ecuador.
También es positiva la apertura de diálogos comerciales, no para llegar a un TLC al que se opondría el mandatario Donald Trump y tiene contradictores fuertes en nuestro país, pero sí para acuerdos y su seguimiento con un Consejo de Comercio e Inversión.
Pero quedaron importantes puntos sueltos. Mike Pence organizó la visita a varios países de la región para sumar apoyo contra Venezuela. Para Estados Unidos la situación no puede seguir. Ecuador propuso una consulta, un camino que no parece muy práctico. En esa materia los pronunciamientos de Lenin Moreno y Pence se limitaron a señalar las posturas de los gobiernos.
Un tema preocupa a Moreno: la situación de los migrantes y los niños arrancados de sus padres. La política de EE.UU. es dura, y para Ecuador es un tema extremadamente sensible. Hay 1 200 000 ecuatorianos en ese país, y quién sabe cuántos más, sin papeles. Un caso concreto que nos ocupa sobre dos niños parecería mostrar una luz.
Son dos temas que deberán dilucidarse pronto para avanzar realmente en el mejoramiento de las relaciones.