“Buscaremos escuela por escuela, niño por niño, liceo por liceo… meternos allí, multiplicarnos, así como Cristo multiplicó los penes.” El actual plan de Maduro para detener la inflación es el equivalente económico de esta célebre frase suya; sin sentido, ridículo, que genera risas en todo el mundo, a unos venezolanos les da vergüenza, a otros les da miedo al entrever su futuro.
Maduro ha calificado a su plan de “sin precedentes”; no es sorpresa, difícilmente a alguien se le ha ocurrido implementar disparates similares. La política ha sido tan absurda que la crisis se explica fácilmente. Desde Chávez el país se olvidó absolutamente de la producción, todos los esfuerzos estaban dirigidos a que todos tengan billete (especialmente los líderes). Ese fue su modelo, que todos tengan bolívares. En una de las mayores reservas del mundo, la producción petrolera ha caído a un tercio desde fines de los 90 (los datos de Venezuela son surreales).
A medida que la producción caía en picada, la clase política se aferró al “socialismo del siglo XXI”, que solo resultó en la repartición de moneda. Las exportaciones caían, las empresas huían, la corrupción ahuyentaba la inversión, pero nunca se cambió el modelo. Luego de veinte años de dejarles implementar su sueño, la revolución consistió en hacer de Venezuela un fabricante de billetes. Así, solo en lo que vamos de año la inflación ha pasado el 800.000% (sin precedentes en la historia mundial para escenarios de paz).
Y al Einstein de Maduro y sus secuaces se les ha ocurrido un paquete que consiste en: elevar impuestos, quitarle ceros al bolívar y aumentar el precio de su petróleo. Nada, cero medidas que aumenten la producción. Sin fabricación de bienes y servicios, estos brillantes quieren tener prosperidad. Simplemente están perpetuando el modelo, solo que con ligeras diferencias técnicas. Unicornios, la revolución ciudadana, el socialismo del siglo XXI y los unicornios.
Pero, ¿saben lo peor? Que entre los secuaces que mencioné, culpables de esa nueva vuelta de tuerca hay ecuatorianos. Conocidos ecuatorianos (hijos de otra revolución). Además durante más de 10 años hemos sido cómplices; el gobierno votado por los ecuatorianos dio su apoyo incondicional.
Que Venezuela no nos lleve a error, nosotros no hemos sido nada buenos gestores. Fruto de eso los ecuatorianos han emigrado al mundo entero. Hemos sido víctimas de xenofobia, sabemos lo que son las familias separadas y sufrido nuevos inicios en países desconocidos.
Y, ¿ahora hay ecuatorianos que se quejan de la llegada de los venezolanos? ¡¿Con qué cara?! ¡¿Con qué memoria?! No hay que ser estadounidense para estar del lado de Trump, basta reproducir su irracionalidad, sus furias intestinales y su fascismo.