La rigidez de la decisión de libre movilidad humana, o de “fronteras abiertas”, cuando la Constitución apenas propugna, ampara o patrocina la ciudadanía universal, significa que se ha extremado neciamente una estrategia, o que no hay estrategias alternativas coherentes con la realidad que viven los países en el ambiente internacional, para lograr la libre movilidad de los habitantes del planeta como poéticamente se aspira.
No se quiere reconocer la indiferencia internacional en la reciprocidad buscada para el Ecuador; mientras se pretende argumentar la vigencia de la carta verde andina para el libre tránsito y se minimizan los efectos en la seguridad de los ecuatorianos y de la región.
Según el informe Alston, relator de la ONU, la inseguridad ciudadana, el sicariato, el incremento de la actividad criminal relacionada con la drogas y el crimen organizado va en aumento. La tasa de homicidios se ha duplicado en los últimos 20 años.
Según Bergman, director de la DEA, el Ecuador se ha convertido en las Naciones Unidas del crimen organizado, y en plataforma para exportar cocaína.
Para Varese, delegado de Acnur, dentro de los 54 000 refugiados registrados en el país hay delincuentes, deben ser capturados .
Otto Reich en la revista Foreign Policy de la semana pasada, dice que las ciudades del Ecuador se han convertido en “HUBS”, para terroristas y criminales transnacionales, como la detención de Irfan UI Haq, miembro del TTP, organización terrorista pakistaní y de Yahee Dawit perteneciente a una celula del Al Qaeda, en los últimos 4 años se ha incrementado en 550% los ingresos de ciudadanos pakistaníes, y entre el 2008 y 2010 han ingresado 60 000 cubanos, habiendo modificado la exigencia de visa para ciertos países de riesgo, con lo cual el gobierno reconoce la ineficaz política migratoria. Sería absurdo la generalización, pero las detenciones de miembros de redes terroristas internacionales dicen de la vulnerabilidad. Escudarse en acusaciones de xenofobia, descalificación de fuentes y analistas, acusar de sesgados o inexactos a los informes no llega a las raíces de la problemática, peor aun cuando se trata de difuminar responsabilidades institucionales bajo el paraguas de la seguridad integral.
Las FF.AA. dan el mejor y más responsable aporte a la seguridad interna, mediante la cobertura y protección de fronteras, pero su trabajo se ve anulado cuando no hay una política de migración apropiada y se las distrae de sus misiones específicas : la soberanía y la integridad territorial, llevándoles a su desprofesionalización. Los túneles ilícitos, el fácil ingreso, tránsito y obtención de documentos fraudulentos de identidad y naturalización favorecen a las redes de crimen organizado, arriesgan convertir al país en un Estado fallido.