Según cifras del Banco Central, en el 2015, tanto exportaciones como importaciones registraron valores menores a los que se dieron en el 2014, en el que se alcanzaron los valores más altos del período 2007-2015.
Sin duda, la baja considerable del precio del barril de petróleo incidió en esta reducción. Sin embargo, es evidente que, en el caso de importaciones, las medidas de salvaguardia, adoptadas a partir del 11 de marzo del 2015, contribuyeron para la disminución de las cifras de comercio, principalmente de las importaciones.
Pensando en el futuro, es contraproducente que en un momento recesivo de la economía se apliquen impuestos a materias primas y bienes de capital, que no se producen en el país, porque simplemente estamos encareciendo estos bienes que se necesitan importar para producir otros bienes y servicios, tanto para el consumo interno como para exportación.
El Gobierno, en su revisión del plan económico, tiene que reconocer esta falencia y enmendar el error eliminando cuanto antes esta medida que alimenta la recesión de nuestra economía y complementarla con otras, orientadas a aumentar la producción nacional y, por ende, el empleo, que más necesitamos. Por ejemplo, tiene que asegurar y adelantar la vigencia del Acuerdo Comercial con la Unión Europea; revisar la postura respecto a EE.UU., “primer cliente” de nuestras exportaciones, tomando en cuenta que cada año que pasa los productos ecuatorianos tienen mayores dificultades de acceso a ese mercado y si se mantienen las condiciones actuales, la situación tiende a complicarse el momento en el que dicho país decida dar por terminada la aplicación de las preferencias unilaterales que nos otorgan bajo el sistema general de preferencias (SGP) y de la noche a la mañana nos encontremos en desventaja respecto a Colombia y Perú.