El proyecto urgente que el Presidente envió a la Asamblea aumenta los impuestos a los cigarrillos, cervezas y gaseosas; grava a las bebidas energizantes, servicios telefónicos a empresas y dinero de viajeros al exterior, y reduce beneficios a personas con discapacidad. La nueva carga tributaria entraría en vigencia a fines de mes.
Adicional a los impuestos está la intención de insuflar vida al pasmado dinero electrónico. Recordemos: en el mundo comienza a circular dinero del cual no hay billetes sino que existe en cuentas en equipos digitales. Hay dos tipos, ninguno manejado por un banco central:
•El de empresas y usuarios muy sofisticados, en que empresas y usuarios compran moneda emitidas por un programa informático sin administración central. El más conocido es bitcoin.
•El que predomina en países de poca bancarización, administrado por las operadoras de telefonía celular y los bancos, y donde los usuarios hacen sus transacciones mediante celular.
El Gobierno ecuatoriano es pionero en el mundo en la intención de implantar un sistema administrado por un banco central con potestad de emitir moneda. Pero las autoridades se toparon con la renuencia de la banca y el temor de potenciales usuarios que el Gobierno utilizaría al Banco Central (que no es independiente) para que le preste dinero electrónico sin respaldo de dólares, lo que terminaría sepultando la dolarización. Las autoridades desmienten categóricamente que tengan ese propósito.
El resultado es que el saldo en dinero electrónico que tiene el Banco Central es de menos de un millón de dólares. Si usted tiene dinero electrónico y quiere gastarlo en un supermercado, tienda o restorán, no le va a ser fácil encontrar quien se lo acepte.
El paquete tributario incluye dos estímulos al pago con dinero electrónico:
– Durante tres años a partir de 2017 no se contabilizarán los ingresos y egresos de las operaciones en dinero electrónico en el cómputo del anticipo de Impuesto a la Renta; por lo que el anticipo sería menor.
– A quien compre con dinero electrónico, se le devolverá dos puntos del IVA.
Pero la devolución no será en dólares sino en dinero electrónico, por lo que los beneficiarios tendrían que mantener cuentas en el Central.
Queda por verse si estos incentivos motivan a los grandes contribuyentes a adoptar el dinero electrónico. Porque son ellos los que pueden hacer que el sistema se arraigue, o no. Sopesarán si el beneficio tributario justifica abandonar la seguridad del dólar.
Si el Gobierno en realidad quisiera que el dinero electrónico se afiance, debería permitir su manejo por las operadoras de celular y banca, sin que haya emisión. Su insistencia en que sea administrado por un Banco Central emisor es lo que ocasiona suspicacia sobre las verdaderas intenciones y, por ende, el rechazo.
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