Con motivo de la muerte del líder de la revolución cubana, el presidente Rafael Correa expresó: “Se fue un grande. Latinoamérica está de luto” y en su intervención en la ceremonia póstuma realizada en La Habana agradeció “la solidaridad de Cuba y de Fidel Castro con la revolución ciudadana…”
En cambio, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que asumirá el mando el próximo mes, manifestó: “El mundo es testigo del deceso de un dictador brutal que oprimió a su pueblo por casi seis décadas. Aunque las tragedias, muerte y dolor provocados por Fidel Castro no pueden ser borrados, nuestra administración hará todo lo posible para asegurar que los cubanos puedan comenzar su camino hacia la prosperidad y la libertad”, y entre los mensajes de condolencia consta uno del mandatario norteamericano saliente, Barak Obama, que dice: “Extendemos la mano de amistad al pueblo cubano. La historia recordará y juzgará el enorme impacto de esta figura singular para la gente y el mundo a su alrededor…”
Los logros de Castro han sido elogiados por sus coidearios y denostados por sus detractores, que han recordado sus ataques a la libertad y a la democracia y su perpetuidad en el poder; han actualizado la información de la revista Forbes, que lo mencionó entre los hombres más acaudalados del planeta y señaló que su fortuna superaba los 900 millones de dólares. También han sacado a relucir el libro “La vida secreta de Fidel Castro”, de Juan Reynaldo Sánchez, teniente coronel retirado del Ejército cubano, guardaespaldas del Comandante durante 17 años, en el que revela su opulencia, veleidades y doble personalidad.
El Gobierno cubano ha desmentido dichas aseveraciones y ha enfatizado que son “mentiras repugnantes” y que el histórico caudillo vivió modestamente con su pensión de 36 dólares mensuales… Desde luego, debe haber disfrutado de uno que otro privilegio.
Fidel Castro ostentó los cargos de Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe de las Fuerzas Revolucionarias y Secretario General del Partido Comunista hasta el 31 de julio del 2006, fecha en la que, por su delicado estado de salud y, por su cuenta y riego, los transfirió a su hermano Raúl, quien tiene 85 años de edad en la actualidad.
En ese estado de cosas cuando se visita la isla, desde el momento en que se llega al aeropuerto de La Habana se constata el retraso de esa ciudad y hay la sensación de que allí se detuvo el tiempo hace medio siglo, esto es desde la imposición del bloqueo de Estados Unidos, en respuesta a la confiscación de las empresas norteamericanas. En contraste es evidente el avance de la medicina, la educación, el deporte y el turismo.
Fidel Castro Ruz pasó ya a la historia como uno de los personajes políticos más influyentes, carismáticos y controvertidos de nuestro Continente y hay incertidumbre sobre el futuro de ese país caribeño.