Las políticas económicas exitosas son aquellas que se utilizan de forma equilibrada, la técnica económica y la viabilidad política, sin que ello conlleve alterar la dirección al que debe dirigirse un determinado programa económico. Es importante que la administración de las políticas públicas se sustente en la practicidad de las decisiones y no refleje ideologías sino resultados. Es más sencillo desde un escritorio dar cátedra de economía que tomar decisiones con todas las restricciones que existen. Es inaudito que se recomienden hoy políticas que nunca se aplicaron en el pasado por su falta de consistencia, más teoría que realidad.
La coyuntura refleja una situación de un gradual ordenamiento con un principal efecto: el estancamiento económico y la falta de empleo adecuado. ¿Era posible que el programa pueda conseguir ordenar la casa y, al mismo tiempo, promueva un mayor crecimiento económico? O, ¿habría sido posible promover un crecimiento económico adecuado y, una vez alcanzado éste, ordenar las finanzas públicas? No obstante que algunos opinen favorablemente a estas preguntas, personalmente considero que están equivocados.
La secuencia de efectos en economía nunca es lineal y la estimación del tiempo en que demanda la obtención de resultados es muy imprecisa. Es correcto afirmar que una economía en crecimiento significa que las empresas venden más a los precios del mercado y la posibilidad de conseguir empleo es también mayor. Sin embargo, para conseguir la reactivación económica es necesario valorar el punto de partida. Si la demanda interna es insuficiente, ¿se debe a que los impuestos son muy altos, a la falta de certidumbre sobre el futuro, a ambos factores u otros? No creo que en el país de hoy día la falta de demanda sea por altos impuestos, pues la gran mayoría de tributos estuvieron presentes en el pasado y la demanda fue mayor. No obstante, asumiendo que sí es una restricción, probablemente es más importante la falta de claridad y reglas de la política económica, por lo que se torna imprescindible la corrección previa de los desbalances macroeconómicos, es decir, el déficit fiscal, las bajas reservas internacionales, la creciente deuda pública, etc. Ese proceso implica reducir gastos y aumentar ingresos. Si hay estancamiento y más impuestos profundizaría el problema, sería mejor bajar el gasto público aunque esto genere también una menor liquidez y reacciones políticas adversas. Sin embargo, ¿cómo reduzco gastos a lo políticamente viable y genero crecimiento económico al mismo tiempo sin endeudarme, debilitar más las cuentas externas y aumentar el riesgo país? Imposible.
No es posible crecer y luego ordenar la casa, como tampoco es viable ordenar las finanzas públicas y crecer al mismo tiempo. Lo que hay es aminorar el costo del ajuste con mayor participación privada. Triste pero cierto.