Luego de la fiesta futbolera y la emoción que hizo vibrar a un país, volvemos a nuestra lamentable realidad. El descalabro institucional es permanente. Tenemos a consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs) destituídos a traves de un juicio político, que se han reintegrado a sus funciones a partir de polémicos procesos constituciones. Frente a esto, la Asamblea Nacional (AN) decide, sin sustento alguno, desconocer una decisión jurisdiccional olvidando el principio republicano incorporado en el art. 1 de la Constitución. Por otra parte, los consejeros del Cpccs reincorporados, frente al desconocimiento de la decisión jurisdiccional se abrogan competencias de la AN posesionando a autoridades de los organismos de control.
Por otro lado, seguimos con autoridades subrogantes en los principales órganos de control. El Consejo de la Judicatura continúa integrado de manera irregular a partir de lo que la CC ha califiado como “situaciones jurídicas consolidadas”. El fuego cruzado de la Asamblea Nacional y el CPCCS ha dejado víctimas y muertos institucionales por doquier. Por donde se mire existen problemas institucionales. Frente a este espeluznante escenario ¿qué podemos hacer?
Por cuestiones de espacio mencionaré dos medidas urgentes, sin perjuicio de otras necesarias. Primero, es necesario modificar las normas que han generado este entrampado institucional, y como segundo, y no por ello menos importante, mejorar la calidad de nuestros mandatarios. Para estas dos medidas se requiere de voluntad social y política. Cambiar la Constitución requiere de un fuerte apoyo ciudadano como institucional, estos cambios no pueden ser cosméticos, deben ser profundos si esperamos mejorar la situación institucional. Más complejo aún resulta sustituir a nuestros mandatarios, pues parece que la clase política imperante ha olvidado que su principal deber es respetar y hacer respetar la Constitución. Un verdadero cambio requiere de estos dos elementos mínimos, si optamos exclusivamente por uno de ellos, poco o nada cambiará.