“Hagamos votos porque Boric haga en Chile un gobierno de respeto a las instituciones y dé un giro a la economía sin lesionarla”.
El proceso chileno de los últimos dos años ha traído desaliento entre quienes anhelan una Latinoamérica democrática y próspera. Chile lleva 40 años de ser el país de mayor crecimiento económico y disputa con Uruguay el título de más próspero de Latinoamérica. Su riqueza permitió reducir sustancialmente la pobreza. Todo en un contexto de elecciones libres.
Pero en 2019 hubo masivas protestas que desembocaron en elecciones para una Asamblea Constitucional, en la que predomina la izquierda radical. Y ahora elige un presidente que llega al poder en alianza con el partido comunista y ha ofrecido acabar con el neoliberalismo.
Puede que Boric se modere, y haga un gobierno algo más a la izquierda que el de Bachelet, sin llegar a destruir a la economía. Pero el hecho es que los chilenos rechazan el sistema que les ha traído prosperidad.
El éxito de Chile lo llevó a principios del siglo XXI a superar a Venezuela en PIB per cápita. Bajo Chávez y Maduro, Venezuela pasó de ser uno de los países más ricos de Sudamérica a ser el más pobre.
Antes, en 1956, Venezuela sobrepasó a Argentina, que había sido uno los países más ricos del mundo, pero que optó por convertirse el populismo de Perón, que aún impera en el Río de la Plata. Hoy, México tiene un presidente populista, en Perú un marxista que no da pie con bola, en Colombia lidera las encuestas un populista de izquierda y Brasil se aprestar a llevar de nuevo al poder a Lula.
De aquí a un año, siete de las ocho mayores economías de la región estarían gobernadas por populistas que se proclaman de izquierda. La excepción es Ecuador, gracias a que Guillermo Lasso mostró más conexión con el electorado que el combo Correa-Aráuz. La historia no se mueve en línea recta.
Hagamos votos por que Boric haga un gobierno de respeto institucional, dé un giro a la economía sin lesionarla y que sumado a una excelente gestión de Lasso sirvan de faro a la región, convenciendo a A. Latina a enterrar al nefasto populismo.