Lasso dice que va a demoler el edificio de la policía para construir otro con categorías de género. En ese caso, debería demoler todas las instituciones públicas pues son parecidas. Sin embargo, no se trata de rehacer las mismas instituciones sino de construir otras totalmente diferentes, desde otras categorías onto-epistémicas.
Pero también demoler las instituciones privadas, pues todas ellas son responsables del Ecuador que tenemos. Todas ellas han tomado decisiones en diferentes ámbitos y son los que han construido el pobre Ecuador. En lo privado es en donde se han tomado las decisiones más importantes, y luego ellos lo han pasado a lo público.
Lasso debería empezar demoliendo su banco y todos los demás, causantes y responsables del Ecuador que han construido. La historia de la banca es una historia de vergüenza y eso refleja al país entero.
Claro, hay que demoler este Ecuador que da vergüenza. No creo que nadie se sienta orgulloso de este país. Necesitamos otro Ecuador, y ese nuevo país no puede venir de nuevas modas que provengan por la derecha o la izquierda, que han demostrado su fracaso en estos 200 años republicanos. Tendrá que venir de la sabiduría milenaria y de la experiencia acumulada.
Hay que demolerlo y no pretender parchar o maquillar a ese Ecuador como han hecho todos los gobiernos y todas las propuestas. Ahora ya nadie plantea cambios estructurales, todos quieren solo reformarlo. Muy pocos vienen construyendo otro Ecuador, desde abajo y desde afuera a todo lo establecido. Ellos están preocupados principalmente en construir lo nuevo, antes que demoler lo caduco.
Entonces, demoler el Ecuador es construir paralelamente otra nación, para que éste se vaya superponiendo sobre el obsoleto y el otro vaya desapareciendo por su propia ineficacia. Esto no entienden ninguno de los políticos y seguirán dándose con el mismo ladrillo, hasta que ojalá algún día aprendan que es más fácil construir algo diferente que pretender rehacer lo carcomido.