Las angustias que se viven por la tragedia sanitaria, que agrava la profunda crisis económica y que muchos ni siquiera dimensionan su real impacto, debieran llamar a una seria reflexión y al encuentro de salidas y soluciones, que no son fáciles pero hay que buscarlas de una manera responsable y consensuada. Cómo arreglar el problema y no ahondarlo, soslayando los ambiciosos cálculos político electorales y los intereses personales.
Es indudable que esta grave crisis va a tener costos para todos, pero hay que buscar el menor impacto posible para los sectores sociales y uno de los aspectos fundamentales es luchar porque los puestos de trabajo no se pierdan. Que se pague los costos de acuerdo a las posibilidades, especialmente los que más tienen.
Con este panorama difícil, el país reclama de sus autoridades, de las élites públicas y privadas, de los dirigentes políticos y sociales, mayor responsabilidad para abordar los problemas y buscar salidas concretas urgentes. Parte de la solución está la Asamblea Nacional, en donde ya reposan dos proyectos de ley económicos, que buscan el apoyo humanitario para enfrentar la crisis. Con responsabilidad y sin cálculos políticos, los asambleístas debieran deponer sus ambiciones políticas y personales y contribuir en esta hora. Sin embargo, salvo contadas excepciones, se ponen a la defensiva para proteger sus canonjías y el poder que administran en sus jurisdicciones.
Además, se les ha planteado la reducción de sus sueldos pero no es solo eso. En lugar de responder con propuestas, aflora el discurso demagógico, sin importarles el país. Allí se incluyen quienes fueron parte del nefasto correísmo, luego aliados interesados de este Gobierno, por codicias personales, y hoy críticos, en una posición cómoda.
Subsiste una Asamblea desprestigiada, con una baja popularidad, que cuestiona las propuestas y no aporta con soluciones viables concretas. Algunos que han medrado del poder, que han manejado sus provincias de acuerdo a sus intereses y que hoy intentan tomar distancia del régimen en su recta final de administración.
Líderes y aspirantes a la Presidencia que se oponen a medidas económicas sin darse cuenta que de llegar al poder no dimensionan cómo van a gobernar si heredan una crisis de estas dimensiones. Eso es pura demagogia. Un ex mandatario, a nombre del colectivo cívico, pluralista y no partidista Cauce Democrático, hizo un planteamiento sensato para la conformación de un gobierno de unidad nacional alrededor de la actual administración.
Tampoco tuvo eco. Cada cual por su lado sin renunciar a sus pretensiones político electorales, cuando hoy debieran trabajar al unísono en la salida de esta crisis. Piensen en el país y reflexionen que en estas condiciones no van a poder gobernar si no se toman medidas oportunas.