Del dicho al hecho
A muchos nos ha impresionado la batalla que libra el Presidente venezolano coronel Hugo Chávez. Inclusive su cambio en el aspecto físico testimonia la severidad del tratamiento contra el cáncer, digna de respeto según cualquier consideración: el coronel ha perdido el cabello como efecto de la quimioterapia a la que se somete en La Habana de tiempo en tiempo, pero de pronto el importante diario brasileño O’ Globo ha desenvuelto las investigaciones indispensables y ha publicado las conclusiones parciales sobre los gastos de la Presidencia de la República, en un reportaje que tampoco puede ser ignorado por la opinión latinoamericana.
Es el caso que al iniciarse uno de los numerosísimos viajes que realiza Chávez fuera de su país, se formuló la impactante comparación de que el monto de los egresos oficiales hubiera bastado para la subsistencia de 1.800 familias pobres de Venezuela, ya que la canasta básica es de 279 dólares, a tiempo que la hora de vuelo en el avión presidencial, un ‘Airbus’ cuesta 30 mil dólares, incluso por supuesto el personal encargado de la seguridad del Mandatario, los médicos que le atienden y los cocineros especiales que también forman parte de la comitiva.
De ahí que el diario brasileño creyó necesario precisar algunos comentarios de índole más general; calificó a Chávez como “un gobernante de costumbres caras, dentro de una nación de 27 millones de habitantes a la que se le racionan el uso del agua potable, también el consumo de energía eléctrica y diversos alimentos básicos, como consecuencia de la escasez.
Casi todos los días, Chávez reitera la promesa de conducir a sus compatriotas hasta el “paraíso socialista”. Inclusive hace poco aprobó un Plan denominado ‘Suprema Felicidad Social’, pero en cambio no logra asegurar en los supermercados “el abastecimiento de provisiones elementales como aceite, carne, harina y leche”.
En el Palacio de Miraflores, sede para el Ejecutivo del Gobierno venezolano, se advierten algunos “claros privilegios, tales como la quintuplicación del presupuesto en el curso de solo tres años”.
El aumento vertiginoso de los valores presupuestados demuestra el aprecio del Coronel por las relaciones políticas basadas en el ‘clientelismo’. De cada 10 dólares de asignaciones presupuestarias del Gabinete, siete se destinan a proyectos sociales, como los de alimentos, bebidas y relaciones sociales; ropas y zapatos; artículos de cuidado personal y de higiene, etc.
La conclusión de Carlos Berrizbeitia es, que “Chávez da discursos como revolucionario socialista, pero gasta como un rico capitalista”.
A su vez tres economistas revelaron aspectos hirientes de la ineficiencia de 16 empresas ‘socializadas’, mientras que el viejo ideal socialista de la ‘igualdad’ no asoma por lado alguno del panorama general.