El cambio de la matriz productiva propuesta por el Gobierno podría sintetizarse, como el paso de la actividad económica de las fincas bananeras en la costa a Urcuquí, en donde se levanta Yachay, denominada “ciudad del conocimiento”, se pretende pasar de una economía básica, esencialmente productora y exportadora de recursos naturales y bienes primarios, como el petróleo, banano, cacao, etc., a la producción y exportación del conocimiento, materializado en bienes industrializados como derivados del petróleo y servicios como telecomunicaciones, informática, TICs, hasta patentes y licencias de producción, para lo que se definen como áreas de investigación la petroquímica, nanotecnología, microelectrónica, energía renovable, salud humana y animal y ambiente.
La creación de las 4 nuevas universidades y particularmente Yachay iniciaría una revolución del sistema educativo y “la era del conocimiento”, según declaraciones oficiales, ignorando totalmente el trabajo de la Universidad ecuatoriana actual. El objetivo: que el Ecuador incursione en la implementación de centros de investigación y actividades encaminadas a la adquisición de nuevo conocimiento para que el país se coloque a la par de los países generadores de la ciencia y optemos por un nuevo modelo.
Indudablemente el país precisa mejoras sustantivas en el proceso productivo y un cambio tangible en los indicadores económicos y sociales y por supuesto apertura e interrelación con el mundo, sin embargo el desarrollo científico y tecnológico es un proceso de largo plazo y requiere más que la construcción de una “ciudad”.
Hace falta inversión, no basta la infraestructura, el sostenimiento de un centro de la categoría mundial que se pretende significa miles de millones de dólares, con resultados inciertos si no se logra la primicia del know how y la validación de la comunidad mundial, las invenciones deberán competir con la de los pioneros de la ciencia mundial. Se habla de USD 20 000 millones de inversión solo para Yachay, por simple deducción, la explotación del Yasuní no nos alcanza.
Al ser un Centro científico experimental enfocado al desarrollo tecnológico y la innovación industrial, es necesario establecer vínculos con la industria de grandes capitales, que haga posible la transformación de la materia prima en productos con alto valor agregado.
No se pueden descuidar tampoco los enlaces de entrada y salida, de la nueva producción o de las patentes e invenciones. La pregunta es de cuánto petróleo disponemos para su transformación, restando lo ya comprometido como ventas anticipadas o si vamos a replicar el modelo de sustitución de importaciones de los años 60, descartado por obsoleto e ineficaz, como importado es el modelo “ciudad del conocimiento” inspirado en similares como Incheon-Corea, Silicon Valley y otros.