El cuento de los ‘Tres Sobres’ me lo refirieron en la Universidad de Harvard. Relata la historia del presidente de una empresa que está en crisis y con serios problemas estructurales, que deja su cargo al sucesor predilecto, a quien había aleccionado en los potenciales problemas e insistido en que, para superarlos, se requiere visión, liderazgo y capacidad de negociación con propios y extraños.
El último día de sus funciones, entregó a su delfín tres sobres con la indicación de que los abriera cuando enfrentara las crisis que vendrían. El flamante presidente, luego de una corta ‘luna de miel’ con todos los sectores, enfrentó su primera crisis, como consecuencia de no haber abordado los problemas estructurales que traía, como un pesado fardo, esta empresa de renombre. Abrió por lo tanto el primer sobre que decía, “Cúlpame a mí, yo soy el irresponsable, carente de capacidades y con total ausencia de experiencia y visión que ha llevado a que la empresa esté en estas condiciones. No te preocupes, no me resentiré, ya que es absolutamente normal”.
Luego de varios años en esta campaña de culpar al anterior, se produjo una crisis más compleja, ya que para nada se habían corregido los problemas de fondo y abrió el segundo sobre que recomendaba argüir: “Con la estructura que tenemos, no es posible lograr el éxito. Necesitamos cambiar, reestructurar, modernizar. Con ello creas la disrupción necesaria para distraer, y eso te dará más tiempo”.
Varios años pasaron en estas reformas y contra reformas, hasta que la situación de la empresa se volvió insostenible y le tocó abrir el tercer sobre que decía: “Es hora de escribir tres sobres y retirarte.”
Mundialmente el fenómeno del liderazgo en caso de crisis contiene los mismos elementos fundamentales. Las soluciones a problemas estructurales no se logran con inculpaciones, reestructuraciones o técnicas de distracción. Se necesitan profundos cambios que solo se logran con un nuevo acuerdo nacional
paraunir a todos.