La ciudad tiene de por si una dinamia cultural envidiable comparada con la mayoría de urbes locales. Sin embargo, la movida en buena parte corresponde más a la gestión personal o de colectivos, independiente, que a la de las instituciones, cuyo debilitamiento fue notorio el año pasado. Museos municipales como el de Arte Moderno no cuentan con un programa sostenido, sino que vive de las solicitudes de artistas que desean exponer. Este debiera ser sede de la Bienal Internacional de Cuenca, cuyas dos últimas versiones han sido verdaderamente encomiables. Además de la calidad de las propuestas curatoriales, han sabido desplegar un arte eminentemente conceptual que dialoga con la ciudad, con sus monumentos. El haber incorporado una curaduría pedagógica en la última, tuvo efectos significativos en el tipo de guianza que se realizó y que pretende la creación y expansión de públicos, aun precarios.
Desafortunadamente, otra institución pública, la Casa de la Cultura, otrora manejada con entusiasmo y conocimiento de la escena presente, perdió su mejor brazo: la Galería Proceso, un referente en la región y que promoviera la escena de arte contemporáneo a muy alto nivel. Ambas, Bienal y Proceso, apostaron por el relevo generacional, amén del trabajo que hicieron con artistas ya reconocidos a nivel nacional como internacional.
Detrás de la escena se requieren dos ejercicios ineludibles: profesionalizar a los agentes culturales y crear espacios de reflexión y debate de alto nivel. Sobre el primero hago referencia al curso de formación continua iniciada por la Universidad del Azuay –“Organización y gestión de museos y centros culturales”- un buen primer paso; sobre el segundo, la ya instituida Jornadas Internacionales de Historia del Arte y Arquitectura (HISTAA) cuya segunda edición se llevó a cabo a fines del año, proyecto de la Universidad de Cuenca.
Otros espacios más allá del de las artes plásticas; para la literatura, además del tradicional encuentro Alfonso Carrasco, destaca el Festival de la Lira que congrega estupendos poetas cuyo trabajo se lee y debate tradicionalmente en diversos lugares de la ciudad y que ha creado un sorprendente público ávido de escuchar y leer poesía. Un proyecto editorial independiente, La Caída, con 15 títulos publicados, y la librería Corredor Sur que hasta hace poco operó aliada a República Sur, buen prospecto de centro cultural alternativo. Puntual e interesante el encuentro cinematográfico independiente Cámara Lúcida, o de teatro, Escenarios del Mundo, aunque faltaría un trabajo más sostenido entre encuentros, anclando ambos a un proyecto de enseñanza-aprendizaje de largo alcance. Dejo esta nota sin autores por falta de espacio y en silencio otras delicias del mundo informal y mágico de Cuenca.
akennedy@elcomercio.org