Columnista invitado
Hay hechos que tienen la virtud de destapar la interioridad de los seres humanos. Por ejemplo, el atentado contra el semanario Charlie Hebdo.
Muchas de las reacciones exhibidas en los últimos días revelan la real concepción sobre la libertad que tienen algunas personas. En varios casos resultan insólitas, tratándose de personajes sobre los que pesaba una imagen de absoluta tolerancia y respeto por la diversidad. En otros casos, no. Más bien puede decirse que, finalmente, se han visto forzados a salir del clóset ideológico.
En el homenaje realizado por la Alianza Francesa a los caricaturistas asesinados en París, y que de paso constituyó una reivindicación por la libertad de expresión a escala mundial, el Presidente de la República no tuvo empacho en descalificar precisamente al caricaturista criollo más célebre del momento.
En un programa de análisis en el canal de TV oficial, un miembro del Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación (Cordicom), organismo del Estado que tiene como misión democratizar la comunicación y ampliar el acceso de todas las personas a medios y tecnologías relacionadas con este campo, afirmó que la masacre de París demuestra que los excesos del humor pueden provocar reacciones violentas. Solamente le faltó añadir que el tamaño de las minifaldas también puede provocar agresiones sexuales. ¡Mamiticos los yihadistas y los violadores, que no pueden contener sus impulsos criminales ante tamañas provocaciones!
Por no quedarse a la zaga, el Director de la Superintendencia de la Comunicación e Información (Supercom) también abonó lo suyo. Para curarse en salud, afirmó que un semanario como Charlie Hebdo sería inviable en un país como el nuestro. Me imagino el pavor que sentirá este funcionario de engalanar la portada de una eventual revista satírica en el Ecuador (o en cualquier otra parte del mundo). Por fortuna para él, ya no tenemos a Pancho Jaime.
Para cerrar la pinza, el Gobierno ha decidido crear una página web para contraatacar a quienes supuestamente lo agreden y desprestigian en las redes sociales. Pretende sacar del anonimato a algunos internautas a fin de someterlos al escarnio público.
Autoridades del Gobierno, no pierdan más tiempo y dinero en esta ingrata tarea: yo soy Crudo Ecuador. Al igual que los 300 000 seguidores de este tuitero en redes sociales; al igual que los cuatro millones de seres libres que marcharon en Francia para condenar la irracionalidad del extremismo religioso; al igual que los millones de Charlies que se pronunciaron en todo el planeta en contra de la intolerancia. Yo soy Crudo Ecuador, aunque jamás haya ingresado a esta página de Facebook. Simplemente por un elemental sentido de la libertad. Señor Gobierno, es libre de iniciar las acciones judiciales pertinentes.