La demanda de criptomonedas en el mundo ha crecido exponencialmente y, con ella, sus precios, como es obvio. La revista The Economist calcula que si, en julio de 2010, alguien hubiera comprado mil dólares en Bitcoins hoy tendría 46 millones de dólares. En el pasado han existido booms de precios –como el ocurrido con las acciones de las empresas de Internet, en los años 90– pero ninguno se iguala a lo que está ocurriendo ahora con las criptomonedas. ¿Por qué tienen tanta demanda?
El Bitcoin, Litecoin o Ethereum –entre muchas otras– pueden trasladarse libremente por el mundo sin que los gobiernos tengan manera de gravarlo con impuestos o limitar su entrada o salida con regulaciones ad-hoc.
Otra ventaja es que, en el caso de Bitcoin, el algoritmo que dirige la vida de aquella criptomoneda –una serie geométrica convergente– impuso un límite a su emisión: habrá un momento –no se sabe cuándo; eso dependerá de la capacidad de almacenamiento de las computadoras– en que la creación de Bitcoins termine. Ese techo se alcanzará cuando haya 21 millones de aquellas criptomonedas.
Con esto se evitará que el Bitcoin corra la misma suerte de tantas monedas tradicionales que perdieron valor cuando los gobiernos comenzaron e imprimir billetes para cubrir deudas y tratar de generar empleo, abaratando el salario real con inflación.
La primera fase del boom ha pasado, al menos para las criptomonedas más conocidas, como Bitcoin, Litecoin o Ethereum. Para que esos precios continúen subiendo, tendrá que producirse un retroceso de precios de aquellas monedas; es decir, los tenedores de una cantidad importante de aquellos activos tendrán que liquidar una parte de sus posiciones para efectivizar sus rendimientos. Cuando eso ocurra, se establecerá un nuevo mínimo –llamado también “soporte”– a partir del cual los inversionistas empezarán a comprar de nuevo. Pero para otras monedas menos conocidas, como Ripple, y otras más oscuras todavía, como Tron, Stellar y Cardano, la explosión de precios todavía tiene cuerda.
Esta corrida de precios no está exenta de riesgos: el más grave es el “hackeo” de billeteras virtuales para robar las criptomonedas en posesión de las personas. En estos días, Kraken, uno de los portales más sólidos en donde se transan criptomonedas, ha debido cerrar sus operaciones por razones desconocidas. Se sospecha que han sido asaltados por “ciber-delincuentes”.
Lo mismo sucedió, hace años, con otro portal, también respetable, ubicado en Japón llamado Mt. Gox. Ese portal llegó a manejar más del 70% de las transacciones que se hacían con Bitcoins en el mundo hasta que fueron asaltados por “hackers” que se llevaron prácticamente todas las criptomonedas de sus clientes. Mt. Gox debió cerrar sus operaciones a raíz de eso.