Mientras pienso en las connotaciones de ‘Flamingo’, sonrío por unos segundos pensando que acá, después de todo, no andamos tan mal.
Veamos, si no, lo trágico de que una buena parte de estadounidenses aplauda las acciones militares ordenadas por Trump, aunque no tenga idea de dónde queda Irán; de que una democracia como la británica esté extenuada porque el ‘Brexit’ se hizo realidad y el príncipe Enrique y su esposa Meghan decidieron distanciarse del primer rango de la familia real, en el tan comentado ‘Megxit’.
En ese paneo, imposible dejar de asombrarse de cómo España se sumerge en la lista de países europeos en los que el sistema parlamentarista se vuelve menos eficaz para armar gobiernos, y de los destructivos incendios en Australia, junto al anuncio de que el hemisferio sur se sumirá en una ola de calor.
Acá, la semana nos trajo la sorpresa de que el embajador en Washington no va más, todo esto en medio de unas versiones que deberán irse aclarando y de la necesidad de llenar ese cargo lo más pronto posible, pese a los tiempos que se toma Estados Unidos en estos casos. Ah, y también dieron que hablar las famosas rocas de la avenida Simón Bolívar, no solo la que produjo un trágico accidente sino la que puso a prueba la operatividad municipal y la falta de prevención.
Pero, por si fuera poco, fuimos testigos de la huida de tres legisladores correístas y sus cónyuges, sin que tuvieran apremio judicial, a México, que se está volviendo la sede principal de la ex revolución ciudadana. Uno de sus conspicuos representantes, Evo Morales, no pudo aprovechar por mucho tiempo las bondades del gobierno de AMLO: la protesta popular hizo que lo despacharan a Argentina.
Volviendo al Ecuador, no habían pasado ni 24 horas del viaje cuando llegó la operación ‘Flamingo’, en la que se detuvo al padre de la asambleísta Gabriela Rivadeneira, junto a otra persona, por posible asociación ilícita y transacciones injustificadas. Si suponemos por un momento que las coincidencias existen, esta sería una mala coincidencia. Y le ha dado la oportunidad al cínico expresidente Correa de ensañarse contra la Fiscalía.
Es difícil por ahora ver cómo se están moviendo los hilos del poder en un momento en el que empiezan a negociarse lealtades y conveniencias en función del cambio de gobierno que se producirá en el 2021. La economía sigue con grandes problemas sin resolver, pero flota sobre ese corcho que, justamente, cumplió 20 años y que se llama dolarización. Jamil Mahuad habrá tenido su celebración.
Así empieza el 2020. Solo faltaban las amenazas del presidente Moreno de que este año será de realizaciones y sorpresas. Una de ellas es que hoy no se gasta el dinero -que no hay- en sabatinas sino en conciertos que preceden a los gabinetes ‘en territorio’… No se sabe si será el año de la Rata o del Flamingo.