Carlos León-Andrade
El aparecimiento de epidemias producidas por nuevos virus se ha convertido en el responsable de inquietud tanto del público, como de las entidades de salud que tienen que enfrentar el cuidado de individuos infectados, al mismo tiempo que diseñar maneras de contener la enfermedad. La incertidumbre y el miedo influencian en gran medida el comportamiento de la gente. Las preocupaciones se enfocan en la seguridad personal y familiar, el potencial aislamiento y periodos de cuarentena, la efectividad de los cuidados y la confianza, o no, que generan las instituciones para manejar la situación.
El miedo a lo desconocido es un instinto humano común, que tiene por objeto proteger al individuo de potenciales peligros o amenazas. Ese es el caso frente al novel virus Covid – 19 que resulta desconocido y por lo tanto genera miedo. La temporada de influenza que va desde 1 de octubre 2019 al 22 de febrero del 2020, según estimaciones del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de E E. U U., enfermarán de influenza entre 32 a 45 millones de personas, generando hasta 21 millones de consultas médicas, entre 350 mil a 560 mil hospitalizaciones y la muerte entre 18.000 y 46.000 personas.
En otros países los números serán proporcionalmente parecidos, con relación al numero de habitantes. Esas altas cifras de morbilidad y mortalidad, sin embargo, no generan miedo, porque se trata de una enfermedad que conocemos, las cifras del coronavirus, que al menos hasta el momento, muestran un bajo nivel de mortalidad, en cambio desatan conductas que podríamos señalar como de pánico en muchas personas. Como con cualquier emoción, rasgo o condición mental, la forma en la cual la gente va a enfrentar la ansiedad por este nuevo virus va a variar ampliamente.
Las reacciones de pánico surgen de la sobreestimación del riesgo y la sub estimación de la habilidad de confrontarlo. Estar pendiente de las noticias que informan de la rápida diseminación del coronavirus y la falta de un tratamiento efectivo, es como regar gasolina para incendiar la ansiedad. Creo que es importante estar informado de una manera general de lo que esta pasando, especialmente si uno vive en un lugar en el cual han aparecido casos, pero es muy importante que se limite la exposición a noticias, especialmente de aquellas que no estén bien documentadas o no sean confiables.
Lo mejor es tener una o dos fuentes confiables y evitar redes sociales con noticias alarmantes. Obtener la información necesaria y cerrar o apagar la fuente. Tomar en cuenta que es normal estresarse frente a una epidemia de una enfermedad infecciosa, para combatir ese estrés, mantener las rutinas, participar en actividades placenteras, enfocarse en aspectos positivos de su vida, buscar y aceptar ayuda si es necesario y mantener actividad física.