Si usted fuera la madre gestante o el padre progenitor de un futuro bebé con microcefalia, un cerebro reducido, que no tendrá autonomía, ¿quisiera que nazca o que mejor no llegue a término? La pregunta es clave por los casos de zika que traerán vidas sin futuro, con graves problemas neurológicos y poco desarrollo intelectual. Probablemente, será algo así como una vida vegetativa, una tortura de por vida para los padres. ¿Vale la pena tener una hija o un hijo en tales condiciones? La sociedad, ya pobre, incrementaría la desgracia con miles de vidas así.
No faltarán las buenas intenciones mentando que alguna divinidad proveerá. Para un pobre que no logra alimentar o dar futuro a un niño sano o normal, no indican cómo se hará el milagro para trabajar y ocuparse de un ser completamente postrado. Tampoco el camino para no tener una vida de sufrimiento y angustia ante tamaña responsabilidad.
El Gobierno ecuatoriano, como otros de la región, encuentra una solución en la sugerencia de que por dos años no se conciban niños.
La sana propuesta resulta poco viable, entre otros luego que el mismo Gobierno entregó la educación sobre reproducción a un grupo religioso que está atrasado hasta en relación con el Vaticano. Pequeña contradicción del conservadurismo presidencial con el pragmatismo de su propuesta de no concebir.
Como la tasa de crecimiento demográfico es excesiva, resultaría además ser una buena política de población, pero poco viable con estas contradicciones.
La mayoría, sobre todo los pobres y más necesitados, no asumirá la recomendación o no podrán no concebir, cuanto más que el Vaticano -cuya influencia es decisiva en esta población, con un clero que no se ha modernizado sobre el tema- estará con el peso de esta responsabilidad como una fatalidad. Es, en cambio, responsabilidad pública del Estado limitar el desastre que por lo demás puede ser muy costoso. Es una buena oportunidad para revisar la posición gubernamental sobre el aborto y considerar que en casos como este debería ser permitido.
Nótese que cuando hay que jugárselas, como al defender los derechos de la mujer sobre sí misma, que rápido el discurso de la equidad y promoción de las mujeres se volatiliza y gana el conservadurismo.
Una dama guayaquileña decía que su hija embarazada irá a Miami por el período de gravidez.
Estas posiciones y políticas que no asumen estas responsabilidades sociales y se refugian en justificativos moralistas o creencias conservadoras, dan buena conciencia a la gente con dinero y le hacen sufrir al pobre. Refuerzan las desigualdades sociales, aún más porque implican incrementar el número de pobres. La irresponsabilidad social la pagan los que no tienen. Pero la sociedad debería reaccionar para que la responsabilidad pública se dé por encima de todo arcaísmo.
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