Estados Unidos alcanza el máximo de emisiones contaminantes, es el titular de la noticia. La causa es el crecimiento económico de los EE. UU. y la política energética de Trump, que anuló las regulaciones implantadas por el Obama contra las emisiones de carbono.
Hay que recordar que uno de los primeros nombramientos de Trump fue el del Secretario de Ambiente -relacionado con actividades contaminantes- quien proclama que el calentamiento global no existe. Si esa ceguera, sin duda interesada, es la que conduce las medidas que toma el Gobierno, se explica que se sacrifique el compromiso mundial para evitar el mayor deterioro ambiental, estimulando actividades económicas que aumentan la contaminación. Hoy, ante el clima helado en EE. UU., Trump ironiza llamando al calentamiento global para contrarrestar el frío.
China expande la utilización de carbón, es la otra noticia sobre el mismo tema. A pesar de que China disminuyó en 2015 el 2.9% y en 2016 el 4.7% el consumo interno de carbón, que había aumentado desde 1990 al 2015 de 1.05 billones de toneladas a 3.97 billones, y en el 2017 suspendió más de cien proyectos que tenían una capacidad de generación de 120 gigavatios, debido a los serios problemas de contaminación interna, apoya la construcción de 240 plantas en 25 países, que producirán el doble de lo que dejan de producir en China, plantas que liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2). Atenúa su problema interno trasladándolo a otros sitios, como resultado de lo cual la contaminación mundial aumenta. Las dos mayores economías del mundo son las mayores contaminantes mundiales. No solo no trabajan para enfrentar un problema vital, sino que violan los acuerdos mundiales y los compromisos adquiridos.
Los dos países están empeñados en una guerra comercial que lo único que ve son sus intereses económicos.
El uso y abuso del plástico es otro factor angustioso. Es visible la afectación profunda por la contaminación de los océanos, a donde van a parar buena parte de los plásticos que se desechan. Nos alimentamos de pescado que contiene plástico. Nuestros nietos sufrirán las graves consecuencias de esta irresponsabilidad. Los microplásticos llegan a la costa de Canarias y otros lugares en el mundo cargados con hasta 81 contaminantes químicos que se transferirán a la cadena alimentaria.
Para completar el cuadro, 2018 fue el mes más caluroso para los océanos.
El aumento de temperatura es cada vez más rápido, por lo que los científicos pronostican que, de no aplicarse las medidas acordadas, hasta el año 2080 se habrán calentado seis veces más.
Así será imposible cumplir con las metas del Acuerdo de París, del que Trump separó a los Estados Unidos y en el que China, por su política exterior, neutraliza toda posibilidad de cumplimiento. Estados Unidos y China compiten por el deshonroso primer puesto mundial de contaminación.