Confusión

maguirre@elcomercio.org

Luego del dolor, la vergüenza y la rabia frente a los hechos sucedidos el fin de semana, la violación de Martha, la muerte de Diana, los tuits oficiales y sus amplios comunicados, el ataque de xenofobia vivido en Ibarra y en otras ciudades del país y la presencia de la ministra Romo en la Asamblea, algo queda claro: las autoridades han confundido el tocino con la velocidad (y lo siguen haciendo) y han causado un daño tremendo.

Nada tiene que ver la violencia machista con la migración venezolana. La impericia policial, su falta de preparación, la incapacidad de responder al momento, el incumplimiento de protocolos o la falta de recursos de esa institución tampoco tiene que ver con la migración venezolana.

La Ministra ha dicho que el atacante de Diana tenía antecedentes y que por eso pedirán de hoy en adelante el pasado judicial de los migrantes venezolanos. ¿Y que hay con los antecedentes y pasado judicial de los violadores de Martha, del pastor involucrado en el caso de Juliana Campoverde, de los causantes de la muerte de 88 mujeres en 2018, de los culpables de las 600 mujeres asesinadas entre 2014 y 2018? Cada tres días una mujer es asesinada en el país. Las mujeres tendrán que empezar a pedir récord policial de cuánto hombre lleguen a conocer, incluso de sus parientes cercanos y, ni así, se podrán evitar los feminicidios pues obedecen a un problema de machismo estructural.

De los 88 casos que anota CEDHU, pues la Dinased registra menos, pocos son los que llegan a sentencia condenatoria. Según las organizaciones de mujeres, en el 18% de los casos las instituciones públicas estaban al tanto, es decir, tenían las alertas. 35 000 denuncias de violencia y abuso reposan en fiscalía. Y la fiscalía, lo han dicho muchas veces, no se dan abasto para resolver tantos casos.

La incompetencia de las instituciones del Estado nada tienen que ver con la migración venezolana. Pero cobra vidas, como la de Diana y como muchas otras que pudieron evitarse. La incapacidad de resolver conflictos o de impartir justicia dan como resultado la indefensión de los ciudadanos. La indefensión y el hartazgo ciudadano frente a la impavidez de sus instituciones da como resultado la violencia: se vio en Posorja cuando la turba enfurecida tomó justicia por mano propia asaltando un cuartel policial y matando a tres personas. Se vio este fin de semana, con la gente exacerbada queriendo hacer justicia por mano propia, golpeando e insultando a los más vulnerables: ciudadanos venezolanos que nada tenían que ver con la espantosa muerte de Diana.

Parece que se ha sembrado demasiados vientos de violencia e injusticia y que la cosecha son estos huracanes. La confusión creada ahora solo provoca más injusticia, más tristeza, más dolor y más vergüenza.

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