La gran mayoría circula en Ecuador con mascarillas y el miedo a la muerte está superado por el pánico al hambre. No a todos los sectores les ha ido mal, medicamentos, alcohol, equipos de protección, etc., han disparado ventas. Los agricultores se han abierto nuevos canales de comercialización directa al consumidor. La restauración ha mutado. Desde hogares envían comida a nuestras casas con un simple mensaje sin pagar impuestos, permisos, inspecciones. Abrir un restaurante deberá tener más razones que ofertar cenas.
Encuestas internacionales indican que un 59 % de las personas desean viajar apenas les sea posible y un 80 % lo hará este año, no por turismo, sino por aspirar una bocanada de libertad, beber del infinito, recuperar la humanidad que el aislamiento nos ha robado. Precisamos el atardecer en la playa, caminar por las montañas, transpirar en la selva, como parte de un proceso de sanación física, equilibrio emocional, calma mental y crecimiento espiritual; esto demanda hospedajes seguros que brinden el nuevo activo del hotelería: confianza.
Los “Protocolos de Apertura de Hospedajes Turísticos” son algo ambiguos y no determinan con precisión qué hacer si un huésped da positivo: cerrar el hotel o encerrar al turista. Pero se solucionará en el camino, no hay experiencia en esto, salvo la premura con la que avanzan los españoles donde su gobierno realmente apoya al sector para evitar más desempleo.
Estos protocolos van a ser asumidos como luz verde para abrir también los hospedajes “no turísticos” que no cumplen las normativas del Ministerio de Turismo, Mintur, pero los municipios los promocionan como si lo fueran y las Cámaras los tienen entre sus afiliados. Antes de la pandemia muchos generaban incertidumbres sanitarias: un solo baño para varias habitaciones, hasta una docena de desconocidos entre sí en una estrecha habitación, corredores de menos de un metro de ancho. Un error fatal en bioseguridad y habrá sentencia al establecimiento, pero también al destino.
El turista debe poder distinguir sin duda alguna, entre hospedajes regentados por el Mintur y los tutelados por el Ministerio de Gobierno a través de las Intendencias de Policía; es necesario reglamentar específicamente estos negocios, o serán focos de contaminación.
Las personas necesitan volver a caminar, es la naturaleza de los bípedos. Limpiar y desinfectar a fondo un hospedaje turístico, es fácil; espaciar los restaurantes turísticos es factible; lo turístico está diseñado para ensancharse, reducirse, es parte del concepto, de su construcción y del negocio; la inseguridad está en que no hay autoridad, ni entidad, que regule y controle los hoteles y restaurantes no turísticos. Varios COEs y sus municipios, lo están intentando y quienes lo logren, darán una excelente señal al turista que son destinos “sanitariamente confiables”.