Estamos en esta coyuntura es difícil encontrar una salida sin principios básicos sobre los cuales establecer acciones a seguir. Podrían definirse temas sobre los cuales los ecuatorianos no deberíamos ni podríamos aceptar tener posiciones diferentes. Uno de ellos es la defensa de la democracia. Todo aquel que amenace al sistema democrático con cualquier interés particular o de grupo no sería aceptado. Un segundo factor es la libertad, la seguridad ciudadana y la propiedad privada, activos de la sociedad que ni están ni deben ser parte de discusión alguna. Las acciones que agredan estos principios deben ser repelidas y afrontadas con todos los instrumentos que ofrecen la Constitución y las leyes vigentes. Y, el tercer factor es la defensa de una economía sana y próspera que en el tiempo vaya corrigiendo los problemas actuales y permita un mejor futuro para todos. Una economía sana y robusta que no tenga color sino se sustente en resultados. Si el fruto de su aplicación es el beneficio de las grandes mayorías, si el resultado de su instrumentación es la eliminación de la pobreza y una mayor equidad entre todos, es decir, que todos los ecuatorianos tengan los servicios públicos de calidad necesarios, pues esa será la ruta a seguir.
Los instrumentos para alcanzar estas metas deben ser entendidos por todos, sin pasiones ni ideologías, sino con apertura a escuchar otras visiones pero sobre una base de racionalidad. Si se pretende priorizar el corto plazo frente a los beneficios del largo plazo, es una tesis fallida que no puede considerarse. Si el esfuerzo que deben entregar algunos demanda sacrificios inequitativos y de plazos excesivos, es una salida también fallida y poco eficiente. Si se busca introducir los calificativos o el señalamiento a terceros de otros países o a instituciones de la economía internacional como los causales de nuestros problemas, es otro ejemplo de una posición inaceptable para la determinación de soluciones. Los problemas del Ecuador son nuestros y de nadie más, por lo que nosotros que tendremos que arreglar nuestro destino.
Partiendo de un acuerdo global sobre las bases anotadas se deberán ir aterrizando en conceptos más específicos. Se puede presumir que todos estamos conscientes de la necesidad de preservar la estabilidad económica y la dolarización. Es presumible que los subsidios deben dirigirse a los pobres y no a los ricos. Todos queremos educación y salud de calidad. Esto no se arregla si seguimos dejando al Estado que actúe como empresario que no lo es. Se requieren reformas de estructura, no solo es plata.
Lo de fondo es salir de este entrampamiento nacional que no va a permitir un país viable, gobierne quien gobierne. Hay un grupo de delincuentes que están en ”modo avión”, cualquier rato salen a alterar la paz y la democracia.