Cuando faltan pocos días para la renovación de su directiva, la Asamblea Nacional reactivó el juicio político, planteado el 31 de mayo del año pasado, por cuatro legisladores con el respaldo de 53 firmas, contra la excanciller María Fernanda Espinosa, “por incumplimiento de funciones” durante el secuestro y asesinato de un equipo periodístico de este Diario y de una pareja de compatriotas; desatención a los ecuatorianos residentes en Venezuela y, especialmente, por posibles irregularidades en el proceso de naturalización y designación como diplomático al conflictivo hacker australiano Julián Assange.
En la audiencia de formulación de cargos se agregaron otras acusaciones, pero la ex Ministra anunció, por intermedio de una portavoz, su decisión de no comentar ningún asunto referente a nuestro país mientras ejerza la Presidencia de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas e informó que presentará por escrito su defensa en el juicio político, dentro de los quince días que contempla la ley.
Algunos personajes suspicaces temen que se dilaten los trámites correspondientes a fin de que no se llegue a la votación de censura, que, conforme a la Constitución, debe cumplirse hasta un año después de la renuncia del cargo, plazo que esta vez se cumple el 11 de junio, debiendo advertirse que en el peor de los casos no surtiría mayores efectos legales.
En diversas ocasiones se ha sugerido al presidente Lenin Moreno que se suspenda el pago de emolumentos a la señora Espinosa mientras labore en la ONU, que se afirma suman USD 752 381 al año, ya que nuestro país no obtiene ningún beneficio con su presencia en dicha dignidad.
En lo que respecta al “periodista” australiano, que actualmente guarda prisión en Londres y cuya estadía en nuestra Embajada, desde el 16 de agosto del 2012 hasta el 11 de abril del 2019, costó USD 6 517 000, según datos oficiales, continúan los problemas. Otro caso reciente, que se suma a la serie de sus atrocidades, constituye el juicio que planteó hace pocos días contra funcionarios de la Embajada ecuatoriana en Londres y del Ministerio de Relaciones Exteriores, incluido el titular del portafolio, y contra miembros de la Compañía de Seguridad Promsecurity, por presunto espionaje de sus actividades en el recinto diplomático.
Viene a la memoria el conocido refrán: los pájaros contra las escopetas, ya que la causa para conceder el asilo al fundador de WikiLeaks fue su temor por la reacción de Estados Unidos ante la divulgación de miles de documentos supersecretos de ese y de otros países.
También se lo acusó de frecuentes delitos de espionaje y de una serie de incorrecciones en el interior de la sede en la que se lo acogió de manera generosa, según dijo la Ministra del Interior, a lo que él correspondió con ofensas y acusaciones y con la intromisión en asuntos de otros países, que ocasionaron varios problemas al Ecuador.