La Asamblea Nacional se entretiene con los juicios políticos, pero no entretiene a la muchedumbre porque la política, al parecer, ya no es de interés de la prensa que informa poco. Seguir las redes sociales es también tedioso, los diputados hablan en twits pero no explican nada; para eso se inventaron las redes, para evitar explicaciones y por eso es el instrumento de comunicación preferido por los políticos.
Hay un modelo económico que parecía estar en marcha, pero hace rato le pusieron en neutro para que demore la llegada del momento de tomar medidas y asumir compromisos. La economía solía ser una ciencia exacta hasta que empezó a ser manejada por los políticos; es lo que dijo Jean-Francois Revel cuando aseguró que “un régimen puede, por razones políticas, optar por la bancarrota económica”.
Cuando la Asamblea Nacional amenaza con un juicio político al Ministro de Finanzas, no se sabe si se cuestiona al Ministro, al modelo económico o a los políticos incapaces de aplicar el modelo que anuncian. Los más dependientes del Estado y sus recursos están en los extremos, entre los preferidos y los desvalidos de la sociedad.
El primer cuestionamiento al Ministro se hace en nombre de los desvalidos: ha incumplido el pago a los jubilados a quienes se les adeuda millones. Los otros dos cuestionamientos son a favor de los políticos, los preferidos, que administran las asignaciones aprobadas en la Asamblea: la Ley Amazónica que establece la asignación de dos dólares por cada barril de petróleo para las provincias amazónicas y la Ley de Desarrollo Fronterizo que asigna recursos a las zonas de frontera.
Cada juicio político esconde verdades pero también hace revelaciones. Con frecuencia quedan escondidos los verdaderos motivos del juicio. En el caso de la ex ministra de Salud eran las presiones de los sectores interesados y la campaña mediática; en el caso del cura Tuárez, el miedo al ex Presidente; en el caso del ministro Martínez no está claro si es la llave de la caja fuerte estatal, la ineptitud para implementar el modelo económico o la incapacidad política para asumir el costo del cambio.
Los tres juicios que están en trámite han revelado la veleidad de la mayoría legislativa, los grupos influyentes en la Asamblea Nacional, las discrepancias al interior del gobierno, la tensión entre las necesidades de la economía y las limitaciones de la política, La perplejidad de la Asamblea y la debilidad del gobierno.
Los juicios pueden implicar más que el simple cambio de ministros. Si los interpelantes consiguen los votos para la censura, deben haberse planteado qué pasará luego, porque nadie se embarca en una aventura sin calcular las posibilidades y los riesgos. Los que quieren cambiar de ministro deben saber quién propondrá los nombres para su reemplazo y quiénes son los candidatos. Aparecerán pronto voluntarios y auto candidatos. En esto nada cuentan los desvalidos, es asunto de los preferidos.