Este 1 de enero arrancó el tercer año de vigencia del acuerdo comercial entre Ecuador y la Unión Europea (UE). El balance hasta ahora es positivo en términos de intercambio comercial. Los productos de consumo y bienes manufacturados llegan más baratos debido a la reducción o eliminación de aranceles, lo cual beneficia a los consumidores en ambas partes, pero al mismo tiempo presiona a las industrias a innovar para competir en un mercado sin protecciones.
En este sentido, el acuerdo comercial es una especie de plan de gobierno a largo plazo, donde las reglas ya están definidas y los actores pueden hacer planes a futuro.
Quienes están sacando mayor provecho de este acuerdo son las empresas comerciales. En los supermercados del país se siente la mayor presencia de productos de la UE, especialmente en las perchas de licores, bombones, condimentos y perfumes -que tienen una desgravación acelerada-, pero también en las concesionarias de autos, donde los vehículos de origen europeo están ganando mercado por precio, lo que llevó al resto de marcas a revisar sus costos.
Algo parecido ocurre con las empresas dedicadas a vender máquinas industriales o materias primas, que son los productos más importados de la Unión Europea. Con maquinaria e insumos más baratos, las empresas nacionales pueden hacer una renovación tecnológica y mejorar su competitividad en el mercado.
Pero no es suficiente. Pese al impulso alcanzado en el primer año del acuerdo comercial, las ventas de Ecuador a la UE perdieron dinamismo el 2018. Mientras en el primer año del acuerdo las exportaciones crecieron 12%, entre enero y octubre del 2018 subieron solo 4% frente a igual período del 2017, según datos del Banco Central.
Si bien es positivo que las exportaciones sigan creciendo, es necesario impulsar las ventas de productos más allá del banano, camarón o de enlatados de pescado, que ya están posicionadas en el mercado de la UE.
Desde el primer día de vigencia del acuerdo, Ecuador aseguró la liberalización inmediata del 99,7% de la oferta exportable en productos agrícolas y del 100% de los productos industriales y pesqueros.
Ahí existen oportunidades para la venta de textiles, muebles de madera, manufacturas de plástico o papel industrial, pero también para rosas, frutas frescas, café, cacao, etc. Y hay que destacar las ventajas del país para exportar servicios en las áreas de educación, salud, turismo, enseñanza de idiomas, programación, etc.
Pero los datos muestran que las oportunidades no se están aprovechando lo suficiente. Falta alinear a las instituciones del Estado con el sector productivo, reducir la tramitología para exportar, capacitar a los trabajadores, modernizar la infraestructura portuaria, facilitar la creación de nuevas empresas, crear un mejor ambiente para hacer negocios, etc. En este sentido, el acuerdo con la UE es una presión para que el Ecuador realice cambios estructurales que lo haga más productivo.