¿Distanciamiento social o físico?

Quien haya acuñado el término “distanciamiento social” para prevenir el contagio del covid-19 nos hizo un flaco favor. Mucho más adecuado habría sido referirse como “distanciamiento físico” pues hoy, más que nunca, necesitamos de mayor cohesión social para enfrentar la emergencia sanitaria y la crisis económica.

Durante el confinamiento, las sociedades han evitado la concentración de personas y minimizado la interacción humana, es decir han impuesto distancia física entre los individuos. Sin embargo, las personas han estado socialmente muy unidas, a través de redes sociales y otros mecanismos de comunicación digital, e incluso redes de apoyo y solidaridad familiar y comunitaria, que han sido clave para la prevención de la enfermedad y la atención básica a la población más vulnerable.

Hace tres décadas, Robert Putnam popularizó el concepto de “capital social” como el conjunto de normas de confianza, valores, actitudes y redes entre personas e instituciones en una sociedad que define el grado de asociatividad entre los diferentes actores sociales y facilita acciones colectivas. Al igual que el capital económico, el capital social genera retornos y beneficios para los individuos, empresas y países.

Aunque es un concepto intangible y difícil de evaluar, ha habido esfuerzos para cuantificarlo empíricamente y medir su impacto sobre el desarrollo. Varios autores, entre ellos Bernardo Kliksberg, documentaron su efecto favorable sobre el bienestar y cómo el capital social hace más productivas otras formas de capital. Un estudio de la CAF lo estimó empíricamente y mostró que el acervo de capital social está asociado positivamente con mayores niveles de ingreso, competitividad y desarrollo humano.

¿Ha sido efectivo el capital social para enfrentar esta pandemia? Es muy pronto para hacer una evaluación, pero la evidencia anecdótica muestra que, entre 75 países analizados, los que lideran el ranking en capital social como Finlandia (1), Dinamarca (3), Nueva Zelanda (6) y, en América Latina, Chile (27) y Costa Rica (29) son también aquellos con menores víctimas. Lastimosamente, Ecuador aparecía en la posición 69.

La mayoría de países está iniciando un proceso de retorno al trabajo para evitar que los costos económicos sean incluso más letales que el propio covid-19. Para mitigar los riesgos del desconfinamiento, se deberá fortalecer la capacidad de hacer pruebas y la disponibilidad de unidades de cuidados intensivos.

Adicionalmente, será fundamental reforzar la capacidad de cumplir con las normas de prevención. Esto último exigirá un ejercicio de construir y fortalecer el capital social, tal como lo define Putnam. Es verdad que por mucho tiempo tendremos el distanciamiento físico, pero de ninguna manera el distanciamiento social.

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