Mientras las organizaciones políticas de centro-izquierda y algunas de centro -derecha trabajan activamente en las candidaturas de sus posibles presidenciales y la estructuración y fortalecimiento de sus bases, la denominada Unidad no da señales de vida.
Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil, y uno de los principales representantes, dijo a finales de mayo que en unos 15 días harían públicos los detalles de los avances de las reuniones mantenidas con el resto de la Unidad. Entre ellos el prefecto de Azuay, Paúl Carrasco, Ramiro González, de Avanza y los representantes de Suma, el movimiento del alcalde de Quito Mauricio Rodas.
Pero no se cumplió y el resto de organizaciones toman ventaja con diálogos, reuniones y acercamientos para definir incluso alianzas locales y regionales.
El anuncio de que Nebot no terciaría en los comicios presidenciales fue un elemento determinante. La Unidad se quedó sin un nombre fuerte para Presidente y hasta ahora no hay un consenso para apoyar a otro de sus integrantes o a alguien que esté por fuera de esta Unidad, que se formó en febrero del 2015.
Entonces se mostraba como la alianza con más presencia, porque estaban las principales autoridades de elección popular de la oposición. Pero eso se ha ido diluyendo.
Rodas ya no participa directamente. A esto hay que sumar los anuncios de fuerzas políticas importantes como Suma y Avanza de reunirse con Pachakutik. Eso no es un buen augurio para la Unidad porque ese brazo político de los indígenas ya tiene a sus precandidatos para la Presidencia y los primeros nombres de aspirantes a asambleístas.
También trabaja en las comunidades de algunas provincias que le dan un margen de negociación para posibles alianzas locales con otros movimientos.
Si la Unidad no levanta la cabeza y muestra una propuesta fuerte que convoque a la ciudadanía podría terminar absorbida por las otras alianzas o partidos políticos.