La denominada crisis de los contenedores, que se evidenció desde inicios del presente año, está lejos de terminar y ahora se prevé que pueda extenderse durante todo el 2022.
El principal efecto de esta crisis es un encarecimiento de los productos importados, principalmente de China, donde algunos puertos importantes de ese país están congestionados porque han cerrado temporalmente por la aparición de la variante delta.
También hay una falta de mano de obra en varios puertos chinos, ya que muchos trabajadores cayeron enfermos con la variante y eso redujo la capacidad de despacho en la principal ‘fábrica del mundo’.
Del otro lado, la demanda ha venido aumentando a escala global, pero fundamentalmente en Estados Unidos y Europa, donde las asistencias estatales ocasionaron que los ciudadanos usen esos recursos para incrementar la compra de todo tipo de bienes. Y como no había mayores opciones para gastarlos en restaurantes, cine o viajes, el consumo de muebles, artículos tecnológicos y demás registró un mayor repunte.
Es decir, por un lado, la producción de China no reaccionó al mismo ritmo que el aumento de la demanda. Si a eso se suman los problemas logísticos en los puertos, el resultado ha sido un encarecimiento de fletes marítimos, que afecta a todo el mundo.
Un viaje desde China hasta la costa oeste de Estados Unidos cuesta alrededor de USD 7 000, el triple de lo que costaba hace un año, según el índice Freightos Baltic, que es la referencia en las principales rutas marítimas. El viaje a Europa supera USD 10 000, cuando hace un año estaba en 1 600.
Estos problemas en el comercio internacional tienen dos efectos: mayores precios y menos disponibilidad de productos en perchas, lo cual será un reto para la temporada de grandes ventas, como ‘Black Friday’, Navidad y Año Nuevo.
Lo anterior también puede convertirse en un limitante para los viajes de compras, que suelen activarse a finales de este mes, sobre todo a Estados Unidos y Panamá.
También tiene un impacto en las empresas nacionales que dependen de insumos importados. Una ensambladora local de autos tuvo que suspender sus operaciones una semana debido al retraso en la llegada de partes y piezas para sus vehículos.
Las empresas nacionales ya están buscando nuevos proveedores fuera de China, pero también están comprando a grandes importadores en otros países, donde se consolida la mercadería que llega de varios países.
Esto último puede explicar el fuerte repunte de las importaciones nacionales desde Panamá durante los siete primeros meses de este año. Las compras a este país centroamericano son las únicas que han crecido a tasas de tres dígitos. Si bien las importaciones ecuatorianas subieron 35% entre enero y julio pasados frente a igual período del 2020 -de confinamiento-, las compras a Panamá aumentaron 180%.
Panamá se convirtió en el tercer mayor proveedor del país, luego de EE.UU. y China, incluso por encima de Colombia.