Mi candidata preferida es Jacinta: una mujer profesional de apenas 40 años, con excelente formación académica y amplia experiencia política y en gestión pública. Actualmente, es una de las líderes globales con mayor carisma, sencillez y determinación para gobernar.
Ya lo demostró en 2017 cuando se convirtió en la jefa de Estado más joven del mundo. Tenía solamente 37 años, una revelación. En septiembre de 2020, barrió en las elecciones y se reeligió para su segundo mandato. Jacinta se define como socialdemócrata, progresista y feminista. Fue presidenta de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas. Como socialista, sus propuestas priorizaron mayor equidad, inversión en educación, salud pública y protección social, financiadoscon un sistema impositivo progresivo y eficiente. Su red de servicios públicos probó estar entre los más efectivos para enfrentar la pandemia. Solo 25 personas han fallecido en su país.
A diferencia de algunas experiencias recientes en América Latina, ha sido una socialista comprometida con un manejo macroeconómico responsable y transparente. Antes de la crisis, mantuvo un superávit fiscal de 1.4% del PIB y una deuda pública inferior al 30% del PIB. Ha respetado estrictamente la independencia del Banco Central y no le ha metido mano para financiar sus programas sociales. Ello le ha permitido conservar una calificación de riesgo AA. Igualmente, con su manejo transparente de los recursos públicos, ha ayudado a colocar a su país entre los de menor percepción de corrupción.
Jacinta no ve incompatibilidad entre el bienestar social y el libre comercio. De hecho, ha firmado acuerdos comerciales con varios países, incluso con China. Sin embargo, para aprovechar esa inserción internacional, diversificar su economía y generar empleos de calidad, ha apoyado la competitividad y la eficiencia de sus empresas. En 2019, logró que su país fuera el número 1 en facilidad para abrir un negocio, de acuerdo con Doing Business.
Su progresismo en temas culturales y sociales ha sido muy claro: defendió el matrimonio igualitario, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y los derechos de los pueblos originarios. Demostró estar en contra de todo tipo de discriminación. En términos ambientales, Jacinta pasó una de las leyes más ambiciosas del mundo para llegar a cero emisiones netas de carbono en 2050. La generación de energía en su país será 100% renovable a partir del 2035.
Sin duda, mi voto es por ella. Pero en vano la vamos a buscar en la papeleta electoral ecuatoriana. No hay nadie que se le parezca. Tampoco es un personaje de ficción sacado de la serie Borgen. Sí existe: se trata de Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, o simplemente “Jacinta”, para sus seguidores en América Latina. ¡Ojalá pronto tengamos una opción así en el Ecuador!