Un dicho del ingenio popular, en el Caribe, expresa “… y éramos muchos y parió la abuela”. ¿Qué significa? Cuando se está en situaciones críticas, con problemas acumulados, inesperadamente se agregan problemas que agravan las condiciones.
El Ecuador de antes del 16 de marzo del 2020, en que se inicia el encierro nacional para intentar detener el avance del coronavirus covid – 19, ya estaba con cuentas fiscales cuasi colapsadas, afectando al conjunto de la economía, consecuencia de una década de derroches en que los gobernantes se apropiaron de la liquidez y de otros recursos del Estado, endeudándose más y pre-vendiendo los recursos naturales, para enriquecerse por la corrupción en la contratación pública y en el gasto público.
Desde la Contraloría, la Fiscalía y la Procuraduría han evidenciado que de cualquier rendija que se abra en el entramado del correato, brota la purulencia de la corrupción. Por eso la demanda de la transparencia, aun no debidamente atendida por el poder.
Creo que, en lo relativo a la pandemia, el Presidente, el Vicepresidente, la Ministra de Gobierno, el segundo Ministro de Salud, igual que otros funcionarios, han presentado la cara y asumido responsabilidades, con la cooperación de los medios de comunicación y de sectores privados, pero las circunstancias, por algunas prevenciones que no se tuvieron, los rebasaron.
Los miles de fallecidos –en lo de miles, ninguna duda- generaron realidades impactantes de dolor y de afectación a la salud pública. En sectores rurales enterraron cadáveres sin precauciones de salubridad, por miedo a trasladarlos para las verificaciones de ley y después no encontrarlos.
El siniestro del deslizamiento de tierra en el sector de Río Coca entre Napo y Sucumbíos, el 7 de abril de 2020, generando un socavón –hundimiento – de 1.3 km., llevándose tramos de los oleoductos SOTE y OCP, paralizándose los envíos de crudo desde el Oriente, aun faltando semanas para su total reparación, a más de poner en peligro a varias poblaciones y causar gravísimos daños ecológicos, se suma a los problemas ya acumulados. Y puede haber el riesgo más grave, la afectación a la Central Hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair- en la que se genera alrededor del 30% de la energía que se consume en el Ecuador-y su paralización. Un corte de luz el 7 de abril causó un severo daño en una de las principales unidades de la Refinería de Esmeraldas.
Cuando escribo estas líneas hay algunas propuestas en consideración.
Hay desesperación por la iliquidez generalizada, los riesgos de los puestos de trabajo y porque hay el miedo que la visión focalizada del Gobierno sobre la crisis fiscal, ahogue a la economía, lo que puede derivarse en violencia social.