“Busca quién te dé”. Al significado de este refrán se ha reducido la campaña electoral, porque la demagogia es inevitable en países con poco desarrollo político. Más aún cuando el Ecuador atraviesa por una crisis muy compleja, caracterizada por una tendencia inexcusable hacia el empobrecimiento de más gente, causado por gobiernos inexpertos e irresponsables más los efectos terribles de la pandemia, que está empujando a la emigración de muchos ecuatorianos como hace 20 años.
Desde hace cincuenta años vivimos de la facilidad petrolera, desperdiciada y mal distribuida. De ésta ha provenido el sueldo nacional y la costumbre de pedir que todo se financie con esta riqueza natural, ecuación que ya no funciona porque no hay petróleo disponible ni para pagar los compromisos derivados de las preventas. Los candidatos que ofrecen todo a los que piden todo mienten vergonzosamente, porque hace falta un baño de sinceridad para asumir que ya no es tiempo de vivir de donaciones y subsidios.
Mientras un candidato quiere dar un zarpazo a las disminuidas reservas internacionales que respaldan y garantizan la dolarización, el otro ofrece aumentar los salarios cuando la crisis obliga a ajustarlos con un sistema basado en el rendimiento productivo para exportar más y fortalecer la dolarización. Mientras el un candidato sueña con crear una moneda sin respaldo para salir del paso, el otro reitera que bajará los impuestos con lo cual el Estado no tendrá para su funcionamiento básico. Las dos ofertas son vacías y riesgosas.
Ningún candidato expone la realidad tal cual es, aquella que exige una reactivación auténtica a base de nuestros propios sacrificios, con nuestros esfuerzos, con paciencia positiva porque las medidas para ser eficaces necesitan tiempo si se quiere construir una economía en orden que dote de rentabilidad evidente y seguridad jurídica a los inversionistas. Para esto hay que bajar drásticamente el riesgo país porque nadie trae capitales a un país demasiado riesgoso. Y esto solo es posible tomando decisiones impopulares para aumentar la recaudación tributaria que sustente un menor déficit fiscal, a fin de que los organismos internacionales le cataloguen al Ecuador como un sujeto de crédito similar a Colombia y Perú. El próximo presidente debe saber que si no se baja el riesgo país no vendrán inversiones importantes y después de 4 años estaremos en las mismas.
Ahora hay que resolver el despelote en que estamos para que los ecuatorianos seamos vacunados en vida… lo más pronto posible, para normalizar la existencia, cuando seamos un país con poca gente transmisora del virus. El gobierno debe vender una parte de las vacunas que está comprando para que las élites de Samborondón no se vacunen gratis…. Obviamente sin disminuir la atención al grueso de la población que debe vacunarse gratis y pronto.