¿Cuál es el país que merecemos y merecen nuestros hijos?… ¡el 11A lo dirá! Mirando a los ojos de los niños de cualquier estrato social, percibo en sus miradas una maravillosa inocencia y luz en el futuro, y me pregunto: ¿sabrán ellos que el país en los últimos años ha derrochado y se ha endeudado tanto? ¿Es justo y correcto que tengan ellos que pagar cuando sean grandes junto a sus familias, una inmensa deuda anterior y ajena, que fue asumida a sus espaldas, sin su autorización y responsabilidad? ¿Merecemos un país, en el que se busque el voto con ofrecimientos que en base a nuestra economía, sabemos bien no podrán cumplirse responsablemente?
Lo que merecemos es utilizar la verdad como bandera, la producción como herramienta y la libertad como ideal máximo. Merecemos la reconciliación de nuestras fragmentada sociedad, en base al necesario y valiente perdón; merecemos un Estado respetuoso de los derechos humanos, pero el de los ciudadanos y de la Policía, y no de los delincuentes; merecemos sentir confianza en nuestra economía, y no vivir con la incertidumbre que el dólar pueda ser reemplazado, como lógica consecuencia del desmedido manejo económico; merecemos entender que nuestra democracia debe fortalecerse, y no utilizarse como medio para llegar y luego perpetuarse; merecemos que el voto de los ciudadanos, independientemente de sus decisiones, debe ser democráticamente respetado y no manipulado. Merecemos que exista una separación de poderes basada en la integridad, a fin de que la sustracción de los recursos públicos sea combatida con objetividad, y no una justicia vendida al poder, volviéndose la impunidad la mejor defensora de la corrupción… merecemos, sin duda, un gobierno alejado de las oscuras sombras de ésta.
Merecemos un gobierno que busque el poder no por arrogancia o vanidad, sino mas bien que se valga del “poder”, para poder servir y ayudar con inteligente y eficiente sensibilidad social; entendiendo que el distanciamiento y la falta de educación, es tierra fértil de los socialistas chavistas. Merecemos y necesitamos como sociedad, volver a creer, a tener fe y esperanza cierta.
Merecemos como sociedad mirar adelante con amor, fuerza y determinación, y no para atrás con odio, venganza y persecución. Merecemos una sociedad sin privilegios, pero sobre todo sin privilegios y sin prepotencias en las altas esferas del poder, mientras el pueblo es remediado con dádivas y concomitantemente pisoteado en sus libertades y dignidades. Merecemos abrir cada mañana la ventana, y sentir el aire fresco en nuestros pulmones, que inunde de tranquilidad nuestro corazón y que alimente a nuestra alma de esperanza e ilusión. Merecemos entender y sentir que la palabra ‘acuerdo’ tiene las mismas letras que Ecuador, y que merecemos con nuestro voto, llegar a un acuerdo social, en el que prime la unión, el desarrollo y la paz. Votemos por el país que se merecen nuestros hijos, familiares y amistades; votemos por la libertad, con responsabilidad, quizás sea la ultima oportunidad…