En tiempo de campañas políticas, no es extraño que se asuman temas, para darles “como a bombo en fiesta”, a fin de que suenen lo máximo, igual que la percusión al bombo.
Un tema que contagia es el bancario, porque se busca que los deudores de los bancos que, en la crisis por caída en los ingresos, demandan atenuar condiciones, porque las perciben asfixiantes y muy difícil de manejar, sumen su apoyo a los aspirantes a elección a una dignidad o a su reelección que les ofrezcan medidas que se impongan a las entidades de crédito.
Una denuncia contra bancos, cuando no se puntualiza, sino que se la generaliza, puede producir llagas propensas a infectarse por percepciones, antes que por verificaciones, o generar corridas tipo pandemia, propensas a salirse de control.
Es el caso, por ejemplo, de que se dé apoyo político a reclamos colectivos orientados a concordatos preventivos, bajo la tacha no singularizada de intereses capitalizados, u otra, que son verificables, y deben corregirse de ser verificadas, pero en singular, caso por caso, entidad por entidad, y no con presentaciones en la Comisión de Fiscalización y/o en el pleno de la Asamblea, donde vía zoom, el riesgo es que pasen a ser distorsionados.
No hay que olvidar que las entidades bancarias y las cooperativas de ahorro y crédito se fondean principalmente con depósitos e inversiones, de modo que si se les obligara en plural a concordatos o a castigos, como imposición, su impacto se trasladará a quienes han colocado los recursos en tales entidades. Por eso lo indispensable son políticas de Estado, no la carga sólo contra las entidades de crédito.
No podemos dar la imagen de condenas en el circo romano, ni de juicios de inquisición, en que primero se ordenaba la pena y luego se buscaba como presentar la supuesta infracción.
Un caso con riesgo de satanización es el de la desinversión del Banco del Pacífico. Por Ley, todos los bancos tienen la singularización de sus operaciones de captación – o sea la identificación de quien le coloca dinero- bajo sigilo; y, las otras operaciones bajo reserva, regulada por la ley. Sólo pueden publicar saldos totales en las diversas cuentas, sin desagregarlas por personas. Por excepción, en las auditorías y ante las entidades de control, todo tiene que exhibirse. En la excepción no está la fiscalización política. La valoración del Pacífico pasa por examinar sus operaciones activas y pasivas, es decir, singularizarlas. Yo creo que debe haber un corte radical, para que el tema no sea parte de la campaña política, que consista en la declaración de que en el gobierno del Presidente Moreno no se venderá el Banco del Pacífico. Que la decisión quede para el próximo gobierno. Que nada se oculte, pero que se abra cuando corresponda.