Las buenas leyes para castigar y prevenir la corrupción deben ser apoyadas por todo el país, para erradicar los actos delincuenciales que se están generalizando, donde corruptos y corruptores han deteriorado los valores éticos de nuestra sociedad.
Todo recurso público que directa o indirectamente va a los bolsillos de los corruptos disminuye las disponibilidades financieras para atender a los pobres que aumentan sin cesar, por lo que deben ser leyes sin resquicios, que disuadan a los potenciales corruptos, aplicadas con fuerte voluntad política para no cohonestar a la delincuencia organizada que está esquilmando el dinero de todos los ecuatorianos.
A nivel mundial se da el caso de que cuantiosos fondos van a parar en los paraísos fiscales provenientes de las economías de países que sufren merma de recursos para disminuir la desigualdad que es un problema global de todas las sociedades. Desde el anterior rey de España, pasando por los famosos y las grandes empresas transnacionales sacan sus excedentes de dinero a estos paraísos para esconderlos y no pagar impuestos.
Ésta también es una forma corrupta de enriquecerse en perjuicio de la gente pobre que no tiene posibilidades de trabajar porque estas fortunas ociosas se van afuera, afectando al progreso igualitario de los seres humanos.
En el Ecuador se está comenzando a tratar de recuperar lo robado y esperamos que la ley que apruebe la Asamblea sea buena y efectiva en su aplicación para inyectar una dosis de moralidad en la sociedad y poner en valor la ética en la conducta humana, para que nuestros niños y jóvenes no crezcan con la esperanza amputada.
Debido a la percepción externa de que en este tema no hay suficiente voluntad política, el Fondo Monetario Internacional, FMI ha tenido que condicionar al Ecuador la entrega de un préstamo de USD 2 000 millones a la aprobación de una ley que conviene a la mayoría que está afectada por los rigores de la desigualdad. Pero no solo hay que aprobar una buena ley colegislada por la Asamblea Nacional y el Poder Ejecutivo sino pasar a la acción con técnicas eficientes y recursos suficientes.
Para esto se necesita hacer lo que ha hecho Colombia al crear una institución de inteligencia comercial para saber de antemano los precios internacionales de lo que va a contratar y comprar el Estado, porque aquí contratamos a ciegas, tanto el gobierno central como los gobiernos seccionales.
En la reformulación de las leyes anticorrupción debemos aislar de la campaña electoral porque a cualquier candidato que gane le conviene recibir un país ordenado, con un riesgo país bajo, para alcanzar el grado de inversión que le permita endeudarse a bajas tasas de interés y tener recursos para mejorar la protección social de la mitad de ecuatorianos.
A un país corrupto no vienen a invertir las empresas serias y éste es el escollo mayor para nuestro progreso.