Por si aún no lo sepamos, existe lo que se llama los impactos a perpetuidad que afectan a la Tierra por generaciones de generaciones, relacionados la mayoría con la minería metálica a mediana y gran escala y los accidentes nucleares. Uno de los elementos más vulnerables es el agua y por ello la necesidad de precautelar la cantidad y calidad de la misma frente a cualquier proyecto minero. Es parte de nuestra Constitución, desafortunadamente el Estado sigue respondiendo a intereses del gran capital minero transnacional, incluidos algunos políticos que pasaron de tener altos cargos en el estado ecuatoriano a literalmente ser contratados por las propias mineras internacionales. Otra forma vergonzosa de corrupción.
Por ello, la consulta popular sobre la minería aprobaba por la Corte Constitucional para la protección de ecosistemas a través del cuidado de los páramos donde nacen los ríos Tomebamba, Yanuncay, Machángara, Tarqui y Norcay, en el cantón Cuenca, resulta un éxito en la gestión de años realizada por el Cabildo por el Agua, una convergencia de distintas organizaciones sociales. El Cabildo, apartado de la inmediatez de la política electorera y de protagonismos, ha trabajado denodadamente desde el 2016 para detener proyectos como el de Loma Larga-Quimsacocha en proceso de exploración a cargo de la canadiense INV Metals. Un verdadero modelo de gestión ciudadana interdisciplinaria que debería replicarse en el resto del país. Sin embargo, preocupan otros proyectos –nos dice Klever Calle de Yasunidos-Guapondeleg- como La ruta del cobre en Chaucha, minería a cielo abierto muy violento para el medio; y ampliando la mirada: los 30 mega proyectos en Ecuador, insiste Paola Granizo.
De no apoyar esta consulta con el SI, que se lanza el mismo día de elecciones presidenciales, se acentuarán los conflictos sociales ya que las poblaciones rurales inmediatamente afectadas, literalmente pondrán el cuerpo para detenerlas y evitar la reducción de caudales como lo sucedido en Yanacocha (Cajamarca, Peru) y la contaminación que producirá que el agua se acedifique por la alta concentración de sulfuros y el letal arsénico. Una sencilla frasecilla que ha recorrido las redes visualiza el sentir de la mayoría: “Sin el agua no se cocina el mote/ sin el agua no se bautiza al guagua”.
Según varios informantes los procesos de concesión de exploración y extracción están plagados de irregularidades; una de las más visibles, no haber pasado por consultas previas; muchos no cuentan con permisos ambientales, todo se solventa con las consabidas triquiñuelas legales. Por ello el candidato que se declare anti minero y vaya hasta las últimas consecuencias, ha ganado no solo las elecciones, sino la vida de sus conciudadanos