Todo indica que después del covid nos deberemos adaptar, entre otras cosas, a una re definición de las cadenas de abastecimiento, un crecimiento exponencial de lo digital, una mayor conciencia de lo ambiental y social. Será un mundo distinto en un entorno que cuestiona la globalización en medio de la crisis del multilateralismo, todo lo cual será finalmente influenciado por la profundidad que alcancen las diferencias entre Estados Unidos de América y China.
Esta nueva realidad se verá reflejada también en los acuerdos comerciales, que irán mucho más allá de liberalizar el comercio mediante concesiones arancelarias para pasar a establecer condiciones económicas y políticas de desarrollo como habilitantes para acceder a los mercados ampliados.
Este futuro representa una oportunidad para el Ecuador que, considerando la realidad de su economía dolarizada, debe definir posiciones de negociación únicas y diferenciadas que permitan maximizar los beneficios de nuestro modelo monetario compensando, al mismo tiempo, las desventajas de su rigidez.
Asegurar el acceso a nuevos mercados mediante la reducción arancelaria, será relativamente menos importante que negociar aranceles móviles y estacionales, estándares de calidad exigentes, requisitos de desempeño y normas de origen.
Estos acuerdos se convierten ahora en instrumentos para incentivar la demanda de nuestros productos y servicios en los mercados ampliados y exigir el cumplimiento de políticas acordadas para el ingreso al nuestro.Los nuevos acuerdos comerciales para crear valor, deben alcanzar las mejores condiciones para atraer la inversión, aprovechar las oportunidades de la re industrialización y re localización, definir esquemas exigentes de propiedad intelectual, incentivar el comercio digital y las industrias 4.0, proscribir el comercio ilícito. Acuerdos que incorporen políticas ambientales y sociales, sistemas solución de diferencias para asegurar el imperio de la ley de las normas negociadas y mecanismos de revisión periódica para adaptare a un mundo cambiante.
El Tratado México, Estados Unidos, Canadá, puede marcar un nuevo estándar de negociación. Tres países que resolvieron mejorar su Tratado de Libre Comercio de América del Norte, no obstante su vigencia de 26 años y los beneficios que derivan de un intercambio comercial que, solo entre EE.UU. y México alcanza a mil quinientos ochenta millones de dólares diarios. Rompiendo paradigmas, incorporaron temas que se consideraban ajenos a una negociación comercial. Hoy, capítulos enteros que regulan temas ambientales, energéticos y de legislación laboral, condicionan el acceso al mercado.
Los nuevos acuerdos que negocie nuestro país deben alejarse de los modelos del pasado, atender la nueva realidad del Ecuador en un mundo distinto, enfocarse en el futuro.