Bajo la superficie de la pandemia que nos atenaza como país, corre un río político turbulento que se desfogará en mayo del próximo año, cuando elijamos nuevos mandatarios y asambleístas. Si algo se puede intuir es que las formas políticas tradicionales perderán más peso y que probablemente la agenda de campaña incluirá algunas sensibilidades sociales que vienen profundizándose cada vez más.
Algunos líderes históricos saben que viene un momento distinto pero no saben qué camino tomar. Jaime Nebot tira la toalla y quiere seguir vigente con una propuesta de consulta de tono harto populista. Basta imaginar cuán ideal -y al mismo tiempo cuán ingobernable- sería el país después de un resultado ‘todo sí’.
Guillermo Lasso ve cómo, en el terreno que lucía despejado, aparece Otto Sonnenholzner. La presencia de este empresario y economista en el Gobierno y su salida son parte del socavamiento regresivo que observamos. Eso no quiere decir que terminará en Carondelet, pero marca distancias y a la vez deja al desnudo la realidad política palaciega.
Moreno aguantó con resignación durante la campaña que lo llevó a la Presidencia y después dejó el libreto correísta, lo cual hace una diferencia. Pero el manejo de esa fuerza enorme que era Alianza País ha sido infructuosa, como sucede con los movimientos populistas. En estos años el aliancismo se redujo y hoy su sede está en venta. En la ‘mesa chica’ y el Gabinete quedan el morenismo -un entorno leal y de amigos de años- y el rupturismo.
El despunte de Sonnenholzner sin duda molestó a quienes se sienten dueños del Gobierno. Cuando quisieron enmendar la plana por los buenos números del ex Vicepresidente, él ya jugaba en cancha propia y ellos disfrutaban de la soledad del poder. Ahora quieren decir que la elección de la tercera integrante de la terna, María Alejandra Muñoz, es una gran jugada frente al correísmo.
Supuestamente, así Moreno conserva a María Paula Romo en un cargo valiosísimo y deja en uno no tan importante a Muñoz. ¿Entonces para qué, si era indispensable en sus actuales funciones, el Presidente la ‘expuso’ a ser Vicepresidenta de la República, en última instancia por el ministerio de la Ley?
Romo y Juan Sebastián Roldán -segundo de la terna- vienen de Ruptura de los 25 y ocuparon importantes cargos durante el correísmo. Hoy tienen un gran peso en la toma de decisiones; así será hasta el fin del Gobierno. La votación de la Asamblea los deja mal parados. Al final del día, tanto poder no se refleja ni en el reconocimiento público ni en los sondeos.
Los dos e incluso Moreno, junto a muchos otros menos visibles, son parte de una inevitable implosión. Con ellos pasa igual que con el socavamiento del río Coca a consecuencia de una de las obras emblemáticas de la era populista más costosa de la historia nacional: va aguas arriba y se lleva casi todo a su paso.