¡Educación pública y presencial!

La pandemia mostró la abrumadora influencia de la digitalización. Con el confinamiento a nadie se le pasa la idea de vivir fuera del mundo digital. El futuro sería el imperio de los dueños de los millones de antenas 5G sembradas en el planeta.

Se frotan las manos las grandes corporaciones de la información y comunicación. Vienen inmensas ganancias y negocios, también el control total de la población, de la que sabrán todo, influyendo en sus gustos, miedos y decisiones políticas. Muere la democracia y la libertad. Los estados no quieren quedarse fuera del control de su población. También quieren el control mundial. China y los EE.UU. ya han iniciado una formidable batalla, por quien se alza con la hegemonía de la tecnología y de la Tierra.

La pandemia ha acelerado la carrera por el poder digital. Las grandes corporaciones y los “países desarrollados” avanzan en estrategias hegemónicas y geo estratégicas. “Venden la idea” de digitalizar todo, también la enseñanza, apuntan a desmantelar los sistemas públicos de educación, bandera de la modernidad y del Estado de bienestar.

En educación, anuncian que ha muerto la escuela, que los maestros son innecesarios y que los estudiantes pueden aprender con un buen computador e internet. Los sistemas educativos públicos serían reducidos por “ineficientes y costosos”. Las multinacionales privadas, bajo la fachada de grandes universidades, ofertarían la educación en línea: festín de la privatización educativa.

La digitalización universal demandaría de mucho oro, cobre, litio y otras tierras raras que se las consigue afianzando el control político y la minería en los países del tercer mundo, que seguirían de abastecedores de materia prima, repitiendo su vieja historia de dependencia y sumisión.

Hay que estudiar y frenar dicho modelo. Uno de sus más sutiles críticos, el filósofo Byun-Chul Han, destaca que uno de los fenómenos más dramáticos de la contemporaneidad es la exaltación del ego, el extremo individualismo y la desaparición de la comunidad. “La hipercomunicación consecuencia de la digitalización, nos permite estar cada vez más interconectados, pero la interconexión no trae consigo más vinculación ni más cercanía. Las redes sociales también acaban con la dimensión social al poner el ego en el centro. A pesar de la hipercomunicación digital, en nuestra sociedad la soledad y el aislamiento aumentan”.

La alternativa para sobreponernos a este destino es recuperar la comunidad, el sentido de lo colectivo, la relevancia de lo individual interactuando con lo público. La escuela presencial es la gran constructora de sociabilidad, factor clave para la formación de seres humanos sensibles y comprometidos consigo mismos, con los demás y con el planeta.

Cuando el virus haya sido controlado, debe volver mejorada la educación presencial y pública, con internet, para impulsar la libertad y la vida.

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