La contradicción fue aguda y aun violenta desde fines de los años cuarenta (s) hasta los años setenta (s) del siglo XX. Se forjó desde fines del siglo XIX. Intelectuales latinoamericanos de esos tiempos no eran comunistas, pero si cuestionadores de los gobiernos norteamericanos.
Se agravó con la frustrada invasión en Playa Girón -Bahía de Cochinos, 15 a 19 de abril de 1961, cuando exiliados cubanos fueron llevados– con apoyo logístico y equipamiento militar de los Estados Unidos, bajo la conducción de la CIA- a intentar instaurar un gobierno anticastrista en suelo cubano. El 16 de abril de 1961, el Comandante Fidel Castro proclamó el carácter socialista y marxista de la Revolución Cubana.
De voz del propio Castro, el año 1985, escuché la versión de que, gracias al Presidente ecuatoriano Velasco Ibarra, él fue informado de la preparación de la invasión al suelo cubano. Velasco era un hombre de derecha, pero confeso antiimperialista; y, siendo Presidente, a inicios de 1961, el Embajador del Ecuador en Washington le informó que se estaba preparando una invasión a Cuba. Velasco envió a La Habana a Manuel Araujo Hidalgo, que advirtió a Castro de ese riesgo.
Con las administraciones demócratas en Estados Unidos se produjeron aperturas por encima de las ideologías. Estas llevaron a acciones patológicas desde el llamado socialismo del siglo XXI, contra la posibilidad de que la administración Obama sea continuada por la candidata demócrata Hillary Clinton. El utilizado fue Julián Assange, entonces asilado en la Embajada del Ecuador en Londres.
La patología se orientó a preferir que se agudicen las contradicciones, por eso había que impedir que la señora Clinton llegue a Presidenta, en la elección de noviembre del 2016. Y Donald Trump triunfó.
En Latinoamérica, el pragmatismo ha sido dominante en la relación con la administración norteamericana.
Trump ha demostrado audacia, con la amenaza de decisiones de ruptura, que han quebrado lirismos.
El Presidente de México, López Obrador, político e intelectual de izquierda, que arrasó en las elecciones del 2018 en México, tuvo que autorizar la negociación con el gobierno de Trump, respecto a la migración que llegando desde Centro América y la propia mexicana, quiere entrar a suelo norteamericano. Tuvo que reforzar la línea limítrofe con Guatemala, militarizándola, así como la propia frontera con el país del Norte. De no hacerlo, la exportación mexicana a Estados Unidos habría sido severamente castigada con elevados aranceles, por la administración Trump.
China tuvo que negociar con Trump para que se producción pueda ingresar a Norte América, caso contrario algunas marcas habrían tenido gravísimos problemas. ¿Amenazas para acuerdos pragmáticos?