La sensibilidad del ser humano respecto de sus dineros es normal en cualquier parte del mundo y mal podemos incurrir en el error de poner impuestos cuando el dueño de los depósitos bancarios quiere retirar sus dólares, pues se corre el riesgo de provocar un retiro importante de fondos si el público siente que hay expectativas negativas y nerviosas, considerando que la debacle bancaria de fin de siglo que no está olvidada en el Ecuador.
Precisamente cuando ahora los bancos muestran solvencia y liquidez no podemos hacer olas para provocar tsunamis financieros por razones injustificadas que pueden ser tratadas de distinta manera, por lo que, antes que crezca esta preocupación es urgente retirar esta propuesta que puede causar daños a una economía que sufre de incertidumbre.
Si los ciudadanos perciben que algo puede pasar con sus dólares retirarán incluso pagando el impuesto. Ya tenemos experiencia que, a pesar del impuesto a la salida de divisas, los que no confían en el devenir de la economía ecuatoriana y dudan de la vigencia de la dolarización siguen sacando sus capitales en busca de seguridad, a tal punto que se ha calculado que hay USD
30 000 millones de ecuatorianos en el exterior.
Para usar menos billetes bien se puede masificar, por todos los medios electrónicos posibles, el uso de transferencias por parte de la banca privada con el concurso de las compañías telefónicas, cuidando que los costos sean bajos, de modo que la bancarización masiva sea voluntaria, progresiva y confiable.
Este tipo de propuestas improvisadas denotan que las autoridades económicas han lanzado proyectos deleznables y los gobernantes responsables no piensan dos veces al insistir en el deseo de recaudar algo más para seguir gastando con criterio de abundancia y no de escasez.
El Presidente Moreno debe priorizar su escaso tiempo para reflexionar sobre la delicadeza de las políticas económicas, evaluando las consecuencias de sus decisiones antes de lanzar propuestas que tiene que rectificar con inusitada rapidez , lo que a su vez le puede conducir a nuevas revisiones que perjudicarían la viabilidad de un paquete de medidas que, teniendo algunos aspectos positivos, puede más bien naufragar, minando la credibilidad del Presidente, valor que es necesario cuidarlo porque un presidente es obedecido solo cuando es creíble.
En guarda de la ecuanimidad es necesario reconocer que algunas disposiciones en favor de las empresas medianas y pequeñas van en la dirección correcta, así como el énfasis para incentivar su internacionalización para aumentar las exportaciones de nuevos productos. También cabe resaltar el propósito de controlar con todos los medios técnicos el contrabando de mercaderías y de luchar contra la evasión y elusión tributarias con base en un trabajo eficiente y honorable del SRI.