Por ahora la pugna está encapsulada dentro del movimiento Alianza País, pero la temperatura está subiendo. El Vicepresidente sin funciones acusa al Presidente en funciones de “crear las condiciones para que un gobierno entero sea corrupto”.
Es una situación inverosímil; el Vicepresidente, enredado en el caso Odebrecht según confesión judicial de los ejecutivos de la empresa, es quien acusa de corrupción al nuevo gobierno. La expresión más apropiada para esta situación es un refrán muy conocido y utilizado en Venezuela: “cachicamo le dice a morrocoy conchúo”. Traducido al ecuatoriano sería: el armadillo le dice a la tortuga, conchuda.
La crisis política se ha desarrollado con una velocidad de vértigo, explicable solamente si se toma en cuenta el talante autoritario, intolerante del líder histórico del movimiento que es quien ha conducido y agitado la oposición al presidente Lenín Moreno. Ha inducido al Vicepresidente a tomar su estrategia de atacar para defenderse de las sospechas que pesan en su contra. En su descargo ha dicho el ingeniero Glas que le acusan los corruptos que buscan una reducción de penas y niega repetitivamente su responsabilidad.
Pero cada vez que el caso amenaza con bajar la temperatura, se publica en Brasil una nueva filtración de las evidencias proporcionadas en las delaciones judiciales y la temperatura vuelve a subir. La última filtración tiene una cifra alta, 14 millones de dólares con el respaldo de grabaciones y filmaciones, según el diario O´Globo.
El acusado se ha convertido en acusador, pero solo tiene elucubraciones y sospechas. Habla de la posible aplicación de un paquetazo, de la orquestación del retorno del viejo país, de la construcción de un escenario propicio para la corrupción, de crear las condiciones para que un gobierno sea corrupto; todos son futuribles, temores y presagios. No tiene de qué acusar al nuevo gobierno porque, realmente, todavía no ha hecho nada.
Hicieron correr el rumor de la posibilidad de aplicar la muerte cruzada aprovechando la mayoría en la Asamblea. Solo la desesperación puede dar un consejo de ese calibre porque los seguidores de Correa y Glas ya no pueden garantizar la mayoría, tendrían que justificar el juicio y la destitución del Presidente y terminarían aplastados en una nueva elección.
La crisis política que era inevitable, se ha acelerado y terminará antes de lo previsto. Solo cuando se haya resuelto, el gobierno empezará a hablar en términos concretos y descubrirá el modelo económico que todavía lo tiene guardado.
Todo este drama se inició con la, aparentemente, inocente referencia a la cifra real del endeudamiento. Según el Vicepresidente sin funciones, el gobierno desea crear el imaginario de que, en el gobierno anterior, hubo endeudamiento y derroche manipulando las cifras.
Nuevamente, cachicamo le dice a morrocoy conchúo.